¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-Queridos hermanos y hermanas hoy estamos aquí en la casa de Dios nuestro señor para...- mis oídos no lograban captar lo que decía el hombre de la túnica frente a todos.
Ya podía sentir como las gotas de sudor caían por mi cuello, mi piel seguramente se había enrojecido hasta el punto de que parecía tener fiebre.
Veia de reojo a mi novio quien no parecia afectado, y dije parecia porque ya podía ver algunas manchas de sudor en su camisa de botones.
-Que caliente- intentaba no quejarme pero el calor del ambiente era demasiado, ¿porqué siempre las iglesias son así?
Ya me había quitado el abrigo dejándome en una camisa sin mangas que por suerte traje ya que teníamos planeado ir al gimnasio pero no era suficiente, Taiju me miraba de reojo y no sabía si era para que dejara de quejarme o porque le gustaba verme sudado.
Intentaba ventilarme con la camisa, la sacudía para regular mi temperatura o me deshidrataria, no le ponía mucha atención al sacerdote ya que no era alguien religioso pero vine solo para acompañar al Shiba, por suerte estábamos en una esquina de la iglesia porque llegamos algo tarde y nadie me veía al borde del desmayo por el calor.
-Tranquilízate- para el era fácil decirlo, ya estaba acostumbrado, lo mire enojado pero toda mi atención termino en su entrepierna que estaba claramente dura.
Seguro en lugar de prestar atención a la misa estuvo viendo con atención los caminos que dejaban las gotas de sudor bajando por mi cuerpo.
-¿Qué tanto miras?- ignore su tono de advertencia y con cuidado de que nadie viera deslize mi mano por sobre la tela de su pantalón, masajeando su miembro lenta y tortuosamente.
Taiju ahogaba sus gruñidos para no llamar la atención de todos sin querer que me detenga, nadie nos volteaba a mirar así que continúe un rato arrancandole suspiros, sin decir nada Taiju también dirigió una de sus manos a mis piernas apretando fuertemente mis muslos.
-Hay varias persona arrodilladas- le dije coquetamente, varios de los visitantes de la iglesia estaban de rodillas orando y como estábamos en la parte más alejada nadie nos vería.
Me agache lentamente y use mi sueter para cubrir mi cabeza y evitar que alguien viera el espectáculo que mi boca daria.
Desabroche su pantalón y le baje el boxer con algo de esfuerzo por lo apretado que estaba gracias a la gran erección que tenía.
Bese su falo un rato, desde la punta hasta la base, Taiju intentaba callar sus jadeos para no llamar la atención de todos dentro de la iglesia.
Lami la punta y poco a poco lo introduci, no era pequeño pero ya tenia la suficiente experiencia como para meterlo todo en mi boca.
Inicie un vaivén lento, lo acariciaba con mi lengua y mi saliva me ayudaba a deslizar mis labios por toda la extensión más fácilmente.
Mi boca húmeda abrazaba su miembro, podía sentir como su falo llenaba toda cavidad bucal provocando que salíva saliera por la comisura de mi labio.
