¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
(Rayito pasivo)
—¿Que hace este tipo aquí?
—Se quedara a dormir
Mire enojado al poste de luz frente a mi, el solo reía y saltaba emocionado por la idea de quedarse en nuestra casa.
—Rayos...
Los deje pasar, mi hermano menor fue directamente a su cuarto a cambiarse la ropa sucia que tenía puesta con algunas manchas de sangre.
Seguramente sangre que no era suya.
—¿A quién carajos mataron?
—No te lo dire, sabes que a Kisaki le molesta que te metas en sus asuntos, chico lindo~
El de mechón pintado se lanzó sobre mi dandome un fuerte abrazo que estuvo por tirarme al suelo mientras yo lo empujaba para que se alejara de mi.
No entendía si el estaba enamorado de mi hermanito o de mi, quizá de los dos.
—Sígueme, inutil
—Claro, lindo
Lleve a mi habitación a Shuji y le ofreci algo de mi ropa que debido a la diferencia de altura seguramente le quedaría peqeña.
—Ve a bañarte, estas hecho un desastre
El seguía coqueteando diciendo lo tierno que me veía recién levantado de la cama.
No creía que lo dijera en serio porque tenía un pantalón corto y una camiseta sin mangas que me hacía lucir como recién salido de las drogas.
Mis ojos entrecerrados dolían al ver su sonrisa brillante y pequeño sonrojo que lo hacía ver realmente tierno, lástima que el tipo fuera un psicópata.
Lo ignore y baje a la cocina para comer algo antes de la hora de dormir, cuando baje vi en su habitación a Kisaki intentando dormir por el cansado día.
Mientras comía algunas tostadas mi mente me jugaba una mala pasada al no poder pensar en algo además del hecho de que Hanma dormiria en nuestra casa y eso me ponía nervioso.
Subí a mi habitación una vez comí, se supone que Hanma dormirá en la sala ya que no habían más habitaciones debido a que vivíamos solos.
Pude ver como la puerta de mi habitación se abría levemente pero creí que se trataba de Kisaki que acostumbraba a leer en mi habitación para no sentirse solo.
—¿Kisaki?
—No~
Iba a preguntarle al imbécil que quería pero vi su cuerpo desnudo apenas cubierto por una toalla amarrada a su cintura dejando a la vista su abdomen que me dejaba sin poder formular una sola palabra.