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-Bienvenido... ¿otra vez?- ya era la quinta vez en el mes que Baji llegaba a la tienda lleno de moretones.
Trabajaba en la tienda de mascotas de mis padres luego de clases y hace unos meses conocí a un cliente regular, Baji Keisuke quien venía a jugar con los gatitos y aveces ayudaba con algunas tareas.
-Estaba aburrido y esos tipos estaban enfrente, fue su culpa- Baji como si nada pasó al área de descanso, como siempre llegaba con heridas y yo me encargaba de curarlo (que no eran pocas veces) ya ni siquiera preguntaba si podía pasar.
Cerre la tienda ya que por suerte era la hora de mi almuerzo, aunque tendría que aguantar un poco el hambre mientras atendía al visitante. Fui en busca el botiquín, Baji ya estaba en el cuarto de descanso sentado en un banquillo jugando con uno de los gatitos.
-¿Cómo esta Peke.J?- pregunte intentando desviar mi atención de lo cerca que estábamos, por muchas veces que haya curado a Baji aún no me acostumbraba a estar tan cerca del rostro del chico que me gusta.
-Esta muy bien, Chifuyu sabe como cuidarlo- la oración fue interrumpida por sus quejidos al sentír el algodón bañado en alcohol sobre la heridas de su mejilla, el rubio no me desagradaba pero no podía evitar sentirme celoso siempre que lo mencionaba (que tampoco eran pocas veces), el continuo hablándome sobre el chico de ojos verdes que algunas veces lo acompaño a visitar la tienda y como tuvieron una pelea con una pandilla el otro dia.
-¿Ah, si?- Baji noto como mi voz sonó algo dura así que intento acabar con la incomodidad hablándome de sus amigos y pandilla.
Pero mi cabeza estaba ocupada intentando adivinar si Baji era demasiado idiota como para notar que estaba celoso, que yo babeaba por el o fingía que no lo sabia.
-Mikey me acompaño a quemar el auto de un tipo que compro los últimos dorayakis de la tienda, debiste ver la cara de Draken al enterarse- es extraño como siempre que me habla de sus vivencias es como si fuera otra persona, el Baji de la pandilla era alguien explosivo que hace locuras de la nada y sin razón pero el que yo conozco es más calmado y amable ¿en serio son la misma persona?
Unos minutos tarde en limpiar todas sus heridas y ponerle las curitas de animales que le gustaban, su chaqueta también estaba cubierta de sangre así que se la quito dejándose solo en pantalón.
Me hubiera quedado admirando el pecho del azabache pero sonido de algo rompiéndose me puso alerta.
Cuando busque el origen del ruido pude ver sobre el escritorio al gatito fuera de su caja que tiro al suelo una botella de vidrio.
-Ah maldicion- alguien podía lastimarse asi me dirigí a levantar los trozos de cristal del suelo con cuidado, mi mente estaba ocupada lanzando maldiciones al sexi azabache que no nota mis sentimientos por lo que no me di cuenta cuando al gato le dio por empujar el jugo de mi almuerzo sobre mi, empapando toda mi ropa.
