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—Mikey quedo de venir esta noche
—¿Por eso preparaste sabanas nuevas para tu cama?
—Si
Draken y yo estábamos en mi casa tomando café hablando de cualquier cosa pero de la nada la conversación se dirigió a mi vida sexual.
Fuimos interrumpidos cuando golpearon la puerta del departamento, se trataba de un repartidor que al salir de casa me entregó un paquete extraño.
Lleve la caja al interior de la casa y con mi amigo revisamos el contenido, con ella venía una carta la cual leí en voz alta antes de ver el interior de la caja.
Nos quedamos un rato en silencio, el por la confusión y yo por el shock y la vergüenza.
—...¿en serio?
—Si...
El de tatuaje de Dragon estalló en risa mientras yo golpeaba mi rostro en el suelo rogando que me tratara la tierra.
Era un regalo de Manjiro, en la carta decía "vas a necesitar esto en la noche".
Se trataba de trajes... poco inocentes, entre los que venían un traje de coneja, uno de enfermera e incluso un traje de sirvienta.
—Necesito que te vayas
El de trenza que solo venía de visita seguía riendo en el piso de tan solo saber que usaría uno de esos trajes así que no tuve más opción que sacarlo a la fuerza de mi casa.
Ya estaba oscureciendo y pronto sería la hora que acordamos para "ver peliculas" en mi casa. Mis manos sudaban de pensar en llevar uno de esos trajes mientras Manjiro me analizaba de arriba a abajo.
Maldecía internamente mientras buscaba lo necesario para tomar un baño antes de ponerme uno de esos vestidos.
Mientras enjabonaba mi cuerpo note en mi cuerpo marcas de días anteriores, de solo imaginarme lo que pasaría esta noche mis manos se dirigieron a mi entrada, me prepararia de ante mano, conociendo lo poco paciente que era Mikey para ese tipo de cosas.
Unos minutos después estaba frente al espejo del baño intentando entender como se ponía esa cosa, era la primera vez que usaba ese tipo de trajes pero no me molestaba.
La parte de arriba apenas cubría por una delgada tela el pecho y fácilmente podía quitarse para dejar el pecho descubierto y la parte de abajo apenas era ropa interior con una cola de conejo y largas mallas negras.
—Precioso~, ¿dónde estás?
Casi me da un infarto al escuchar la voz de Manjiro, ¿Cuándo entro a la casa?, ¿tenía la llave?
El chico de baja estatura golpeaba la puerta del baño con algo de insistencia, podía sentir lo emocionado que estaba sin que tuviera que decírmelo.
