Podría contar mis hazañas. Mis más grandes peleas, cómo luché contra contrincantes más fuertes que yo, cómo formé alianzas con otros héroes que no solo se volvieron mis aliados, sino mi familia y amigos... Pero quiero usar este momento para contarles más allá de eso.
A lo largo de mi vida de héroe me di cuenta que hay un momento que define al héroe. Desde la tragedia, la venganza, o cuando el poder llega a ti y decides proteger lo que más aprecias; y yo he visto muchos héroes: hombres de gran intelecto, mujeres de gran fuerza y astucia, soldados con corazón digno, incluso dioses. Héroes fuera de lo común que no contaban con su astucia cuando el deber lo llama, ciegos, con discapacidades y antihéroes donde la tragedia invade sus vidas.
La tragedia. Ese es el otro lado de la moneda, el trago amargo de la vida del héroe. La tragedia son las noches tormentosas en nuestros episodios como héroes, y no importa que volemos o nos balanceemos, la tragedia siempre viene tras nosotros. Preferimos que nos afecte a nosotros, que todo el dolor recaiga sobre nuestros hombros, pero el destino tiene un horrible sentido de humor y va hacia los inocentes, gente que no queríamos que saliera herida desde el principio. He perdido a muchos y he visto cómo a varios les afectó y les costó seguir adelante.
Pero..., ¿saben qué es lo que caracteriza a los héroes?
No importa el rival, no importa qué tan fuerte sea, lo temible que pueda ser ni qué tan fuerte nos golpeen... Siempre, y a pesar de todo, los héroes salimos adelante y nos levantamos para enfrentarnos a cualquier adversidad, porque somos nosotros los que evitamos la destrucción y que el caos gobierne, porque nosotros mantenemos la esperanza de un mundo mejor para algún día dejar de luchar.
Una vez oí las palabras de un héroe más antiguo que yo, mucho más fuerte y que mantiene sus ideales a pesar de todo; y su forma de pensar era en base a su sueño. Hoy cito sus palabras y su gran sueño: «Los sueños nos salvan, los sueños nos elevan y nos transforman en algo mejor. Y por mi alma juro que hasta que mi sueño de un mundo donde la dignidad, el honor y la justicia sean la realidad que compartimos, nunca dejaré de luchar... Nunca».
¿Y yo quién soy? ¿Qué poderes tengo? Creo que eso es algo que podemos dejar para otro momento. Cuando me quitó la capa, la máscara y vuelvo a mi vida normal, solo soy una simple persona como cualquier otra. Desde el principio me enseñaron una cosa: todos podemos ser héroes. Todos podemos ayudar a una persona que está al borde de caer. Nosotros a veces necesitamos ser esa luz en su oscuridad, ser las palabras de aliento, las manos que los sostengan o el abrazo que más necesitan... Un héroe no se rige por su fuerza, se rige por algo mucho más fuerte que eso.
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Relatos Momentáneos
DiversosUn viejo libro, olvidado entre las estanterías llenas de otros libros. Está lleno de rasguños, guardando polvo y grietas desde la portada de su tapa blanda hasta las hojas amarillentas por el paso del tiempo. Aún se encuentran pequeños relatos para...