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LOS PASILLOS SE ENCONTRABAN no muy transcurridos debido a que era la hora del almuerzo y, a pesar de que estaban lo suficientemente tranquilas como para poder hablar allí, Haru sabía que la conversación que estaba a punto de tener debía ser en otro lugar. Sonaba aterrador, ella misma se sorprendió al pensar en que todo parecía como si estuviera a punto de cometer un delito o algo similar.

Los bonitos zapatos zuecos de Sunyeon no dejaban de sonar contra el frío suelo del corredor, ruido que parecía extenderse por todo el espacio como si en verdad estuvieran completamente solas. Pero aquella falta de ruido se hizo más insoportable cuando por fin llegaron al aula vacía, que por lo contrario, hacía de la situación un poco más inquietante.

Soltando bruscamente la muñeca de la más alta, Haru se preparó mentalmente para lo agotadora que sabía resultaría la charla, mientras al mismo tiempo se daba la media vuelta para quedar cara a cara con la otra chica.

— ¿Qué es lo que te pasa conmigo, Sunyeon?

No muchas veces le había preguntado aquello, de hecho esa era la primera vez que lo hacía porque nunca se lo había planteado ni tampoco le importaba cuando era pequeña, era más fácil simplemente defenderse que pensar en una razón. Mas, aunque lo había preguntado y realmente deseaba saberlo, Haru tan solo anticipaba más estupideces sin una pizca de sinceridad, como todo lo que Sunyeon decía.

— No sé a qué te refieres, Haru...— contestó ella con ese tono inocente a lo que Haru no pudo evitar sonreír porque eso comprobaba su teoría, algo bastante irónico considerando lo mucho que le molestaba esa manera de hablar que la otra tenía.

— Que lo haya dejado pasar un par de veces no significa que no me haya dado cuenta— musitó en respuesta antes de sentarse sobre una de las mesas con los brazos cruzados y una mirada que, aunque no lo intentaba, logró tensar a Sunyeon.

Una vez más, Haru dio en el clavo al notar como Sunyeon ya sabía que su obra de teatro se estaba cayendo a pedazos y que no duraría mucho más de lo que sorprendentemente ya lo había hecho.

— Te estás esforzando bastante en intentar humillarme frente nuestros compañeros, ¿tanto te importo como para hacer todo esto?

Jugando al mismo juego, aquel tono que utilizó no hizo más que irritar a Sunyeon y eso lo pudo ver fácilmente, sin embargo la más alta no le quería dar la satisfacción de que se jactase de ello. Volviendo a mantener la compostura, agachó levemente su cabeza y aquel único gesto fue lo sufiencientemente creíble y natural como para que una persona ajena a la situación de verdad creyera que estaba dolida.

— ¿Eso es lo que piensas de mi? Yo solo quería que fuéramos amigas.

— Nadie más está presente aquí así que no hace falta que sigas actuando.

Mirando a su alrededor con los labios apretados en una línea recta -lo que solo era un pobre intento de contener todo lo que sentía-, Haru se dio cuenta de que ese juego de palabras falsas y frases sarcásticas no hacía más que hartarla. Quería que se acabara rápido y la única manera que encontró para ello fue, evidentemente como había hecho, enfrentarla directamente y sin más rodeos.

— Realmente quería que vieras que no soy una mala persona— musitó Sunyeon a pesar de que ya sabía que la situación no tenía vuelta atrás— Pensé que probablemente necesitarías a una amiga después de que tanta gente te rechazara.

— No hables de lo que no sabes.

De un segundo a otro, los roles parecieron invertirse y la que ahora estaba con el corazón a mil era ella. Sabía lo que oiría, de lo capaz que era Sunyeon de encontrar su punto débil tan fácilmente, pero aunque intentara recordar que ella no sabía nada de su vida y tan solo lo decía para molestarla, no podía pensar en tranquilizarse una vez ella dijera lo inevitable.

𝗣𝗟𝗔𝗬𝗙𝗨𝗟 𝗦𝗠𝗜𝗟𝗘 • jeong jaehyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora