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SI BIEN CREÍA QUE la dejaría más tranquila pensar en el hecho de que había aprovechado cada segundo de su receso para prepararse mentalmente y poder así afrontar aquel día, eso dejó de importar una vez que se encontró a punto de entrar al enorme edificio que volvería a ser su secundaria. Ahora sentía como si toda la preparación previa hubiera sido en vano.

— Vamos, Haru, esto no es nada— murmuró para sí misma. Luego de al menos diez suspiros y un intenso debate mental, la adolescente decidió que ya era momento de poner un pie allí adentro.

Los estudiantes a su alrededor ya habían comenzado a mirarla raro por haberse quedado de esa manera por unos momentos y, a pesar de que no le importaba tanto, tampoco es lo que quería para su primer día de clases allí.

Guiándose con la ayuda de algunos otros alumnos que rondaban por los pasillos, rápidamente pudo llegar a la sala de profesores, donde quien se suponía que sería su profesora a cargo por el resto del año le dio sus horarios y su pase estudiantil. Apurándola con el hecho de que las clases no tardarían en comenzar, ambas emprendieron camino al aula 3-1, donde a partir de ese día tendría que pasar por el infierno llamado estudiar y prestar atención a las lecciones.

— Silencio, por favor— ordenó en voz alta la profesora mientras esperaba a que sus alumnos se terminaran de sentar en sus respectivos lugares—Bien, como sabrán hoy comienza el segundo período del año. Los exámenes del pasado semestre estuvieron bastante bien, espero que se sigan esforzando de igual manera en lo que queda del año— comentó, dando como siempre el pequeño discurso motivacional luego del receso de invierno— Aún falta algo más para anunciar. Hoy recibiremos a una nueva compañera.

Recién en ese momento la jungla (también llamada clase 3-1) notó la presencia de cierta persona a un lado del escritorio de la profesora. Al parecer la emoción luego de las vacaciones los había dejado un poco idiotas.

— Preséntate, Haru— le dijo la profesora, pasándole ahora la palabra a ella con una sonrisa de apoyo.

— Hola, me llamo Kwon Haru. Un gusto— comentó la nombrada con una pequeña reverencia. Sus compañeros se quedaron en silencio por algunos segundos más esperando a que siguiera con la presentación, mas la chica ya había dicho todo lo que ni siquiera había planeado en decir desde un principio ya que no se esperaba tener que presentarse de esa manera.

Haru, quien hasta ese momento se había esforzado por mantenerse viendo a nada en particular, comenzó a pasar su mirada sobre cada persona allí sentada. Reconocía a un par, pero su sangre se heló cuando hizo contacto visual con la persona con la que menos deseaba hacerlo ese momento.

No había cambiado tan radicalmente de su aspecto de niño, aquella piel aterciopelada, su aegyo-sal y sus bonitos hoyuelos seguían haciendo su rostro completamente característico, sin embargo aún así sentía como si la pubertad realmente tuviera favoritos. Su reacción parecía ser bastante similar a la de Haru, sus ojos estaban ligeramente más abiertos y su piel más pálida que de costumbre mientras la observaba desde su lugar.

Entonces el cerebro de Haru comenzó a maquinar a una velocidad completamente desconocida para ella, y en menos de un segundo una simple respuesta llegó a su mente: ignorarlo. Debía ignorarlo, hacer de cuenta que no lo había visto y que su presencia no le movía ni un pelo.

Algo que la aliviaba era el hecho de que, a menos que fuera idiota, él tampoco le hablaría, por lo que eso le permitiría mantener su orgullo y seguir con su plan de fingir que no lo reconoció.

— Puedes tomar asiento por allá, junto con Kim Jungmin— habló la profesora, obligándola a salir de sus pensamientos. Siguiendo la dirección del brazo extendido de la profesora, pudo ver a una chica de cabello corto que movía la mano en el aire casi al fondo del aula.

𝗣𝗟𝗔𝗬𝗙𝗨𝗟 𝗦𝗠𝗜𝗟𝗘 • jeong jaehyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora