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14 años

— Los Jeong vendrán para estas navidades.

— ¿¡Qué!?— preguntó Haru, casi gritando y levantándose rápidamente de su cama. No era justo para ella que la despertaran de aquella manera, ¿La peor parte? Su cerebro había comenzado a trabajar como nunca antes y llegó a una rápida pero muy estúpida conclusión: luego de casi tres años, lo volvería a ver. Sí, definitivamente era una idiota y lo sabía muy bien.

Como si estuvieran volviendo a la tradición que hasta hace unos años llevaban manteniendo las dos familias, en estas fiestas volverían a encontrarse. Los dos últimos años la habían pasado solos y Haru llegó a pensar que sería de esa manera para siempre, que en algún momento sus padres olvidarían aquello que habían acordado con los Jeong y no los volvería a ver. Al parecer no.

— ¡Mamá, en dos días es noche buena! ¡¿Por qué me lo dices recién ahora?!— sacudió a su progenitora que solo la observaba con una sonrisa.

— Simplemente lo olvidé— mintió la mayor— Como siempre, será una cena un tanto formal.

— ¿Formal? ¿Por qué rayos será formal?— preguntó nuevamente alterada su hija mientas se dirigía hacia su armario, habiendo olvidado por completo que esa era la costumbre que solían mantener y de todos los adorables conjuntos que su madre la obligaba a vestir antes, tal y como a una muñeca.

— Porque es una buena excusa para vestirme así, hace bastante que no me invitan a una fiesta elegante— comentó con una sonrisita en lo que Haru revolvía su ropa en busca de algo que le sirviera— Esta tarde iré al centro comercial, puedes acompañarme y quizás encuentres algo que te guste.

Los ojos de Haru se iluminaron al escuchar las últimas palabras de su madre. Obviamente no se negaría ante aquella oportunidad.

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Frente al espejo que reflejaba su aspecto Haru comenzó a inspeccionar que todo estuviera en orden. Llevaba puesto un vestido de mangas largas color azul marino, bastante sencillo pero bonito, junto con unos zapatos bajos del mismo color. Luego de varios minutos y de haberse cansado de ver su reflejo, Haru se sentó en su cama pensativa. El aroma de la comida se sentía desde su cuarto y no pudo evitar que le rugiera el estómago, sin embargo habían cosas más importantes en las que enfocarse. Aquello mismo que apenas la había dejado pegar ojo la noche anterior ahora volvía a invadir sus pensamientos.

Volvería a ver a Jaehyun después de lo que se había sentido una eternidad. Por un lado, le daba curiosidad ver cómo se encontraba luego de tanto tiempo, pero por otro lado, detestaba aquello. No había olvidado nada, claramente era algo difícil de olvidar, pero aún así había otra parte de ella que sí quería verlo. Lo odiaba a él y se odiaba a sí misma por pensar de esa manera.

No supo exactamente cuanto tiempo se mantuvo en esa posición, pero cuando el timbre de la entrada sonó, no pudo evitar pegar un salto. Fueron cuestión de segundos para finalmente escuchar la puerta abrirse y los gritos de emoción de las dos familias, o mejor dicho, de las dos mujeres mayores.

Tenía ganas de encerrarse en su cuarto y no salir hasta la mañana siguiente, sin embargo se obligó a sí misma a levantarse de allí y salir de su cuarto. No terminó de bajar las escaleras, se quedó de pie en el penúltimo escalón observando toda la escena, como ambas familias aún se encontraban afuera en la entrada saludándose y la emoción que reflejaban sus rostros. Utilizando como excusa que se congelaría al salir, se quedó inmóvil allí esperando, como si quisiera evitar el encuentro hasta el último segundo posible.

— ¿Haru?— una voz femenina la llamó.

— ¡Soojung!— contestó con emoción la nombrada. Decir que casi se matan en las escaleras por abrazarse sería poco, pero la necesidad de hacerlo al verse fue más grande. Recuperando el equilibrio y riendo un poco, ambas se separaron.

𝗣𝗟𝗔𝗬𝗙𝗨𝗟 𝗦𝗠𝗜𝗟𝗘 • jeong jaehyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora