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17 años, actualidad

TODO HABÍA CAMBIADO TANTO. Sí, con el paso del tiempo las cosas cambian pero la vida de Haru se había puesto patas arriba. Su familia había sido la que sufrió el cambio principal; apenas unos meses luego de aquella navidad su padre había sido diagnosticado con cáncer pulmonar y fue cuestión de un tiempo para que la enfermedad provocara su fallecimiento.

Luego de dos largos años ambas mujeres habían podido salir adelante, no había sido fácil pero lo hicieron, sin embargo había algo que aún seguía molestando a la mayor de las dos y eso era la casa. La mayor parte del tiempo que vivieron allí fue con su esposo enfermo y, luego de unos años, lidiando con su fallecimiento, por lo que el simple hecho de seguir estando en ese lugar la hacía sentirse enferma al traerle todos esos malos recuerdos. Ya no aguantaba más estando allí.

Hace varios meses que tenía cierto pensamiento rondando en su cabeza sin cesar pero nunca dijo palabra alguna sobre ello porque sentía que era tan poco realista, un despropósito para sentirse mejor que en ese momento no se podía permitir. Pero el pensamiento seguía allí a pesar de que se decía a sí misma que como la adulta responsable que era, era ella quien debía tener los pies sobre la tierra, así que simplemente decidió dejar de ignorarlo y hacer algo al respecto.

Como siempre, la mayor soltó la información repentinamente y eso solo generó que su hija se atragantara con su comida, sin embargo y por alguna razón ya lo presentía. Sabía que era cuestión de tiempo para que su madre se lo propusiera y ella no sería quien se negara, a fin de cuentas si dijera que no se quería largar de allí solo estaría mintiendo porque no había nada en esa ciudad que la hiciera querer quedarse.

Entonces así comenzaron los planes para mudarse ni bien empezara el año entrante. Todo parecía marchar bien, la mayor había charlado con su jefe y logró que la transfirieran a Seúl nuevamente. Por otro lado, la casa nunca se había logrado vender por lo que tenían asegurado un lugar al que volver.

— Espera un segundo... ¿volver a la anterior casa?— Sí, todo parecía marchar bien hasta que su madre dijo aquel dato. Bueno, sus ganas ya no eran las mismas.

— Supuse que era un hecho...— comentó la mayor amenamente.

— Bueno, mamá, no contaba con ese "hecho"— dijo Haru exaltada. A los ojos de su madre tan solo estaba exagerando, pero definitivamente ella no lo sentía de esa manera— No puedo volver allí.

— ¿Por qué?— preguntó la mayor dejando los palillos a un lado. Esa noche la comida le había quedado genial, sin embargo ahora tenía asuntos más importantes que atender y esos asuntos se relacionaban directamente a su hija adolescente con sus problemas de adolescentes.

— Yo... ¡eso no importa ahora!— se apuró en contestar Haru— ¿Pero no podrías reconsiderarlo? Alquilar un apartamento, quizás.

— No podemos permitirnos tal gasto, Haru— explicó con paciencia— La casa nunca se logró vender, sería un desperdicio de dinero mudarse a otro lado.

Haru no pudo evitar bajar la vista a su plato y quedarse en silencio, sintiéndose repentinamente culpable por haber propuesto tal estupidez y haberse quejado de aquello cuando su madre se esforzaba tanto para darle lo mejor. No creía tener el derecho como para reprochar nada, entonces y muy en contra de sus deseos, dio luz verde al plan original: volver a la anterior casa, lo que conllevaba volver a estudiar en el mismo lugar y volver a ver a gente que no tenía ganas de ver.

●●●

— Haru, despierta— dijo su madre, sacudiéndola levemente para que despertara. El viaje en auto desde Busan hasta Seúl duraba aproximadamente tres horas en coche gracias a todo el tráfico de la ciudad, y Haru había decidido destinar cada segundo del recorrido a dormir. Al encender la pantalla de su celular pudo ver que eran las 12:30, y que de hecho el viaje había sido un poco más corto de lo que pensaba- Yo iré con los de la mudanza, si quieres puedes empezar a bajar lo que trajimos aquí.

— Está bien— murmuró estirándose en su asiento. No se negaría a aquella tarea, lo prefería mil veces más antes que vaciar aquel camión gigante.

Apenas se adentró en el que volvería a ser su hogar, una ola de recuerdos bonitos inundaron su mente. Al menos eso la hizo olvidar de los agotadores últimos tres meses en los que ambas estuvieron planeando la mudanza y la hizo sentir como si todo el cansancio hubiera valido realmente la pena con tan solo pisar la entrada de la casa. Aún le costaba creer que estaba de regreso pero esa bonita sensación de nostalgia rápidamente se vio interrumpida con una cuestión que la solía mantener despierta casi todas las noches. Está demás aclarar que esa cuestión tenía nombre y apellido.

Gracias al cielo, los Jeong se habían ido de vacaciones y no volverían hasta poco antes de que finalizara el receso de invierno. Así mismo, Haru también se encontraba de vacaciones y no pisaría aquella secundaria hasta bien finalizada la primera semana de enero. Sabía que no faltaba nada para que eso sucediera, el próximo lunes ya tendría que hacerlo, pero al menos aprovecharía hasta el último segundo que pudiera antes de tener que enfrentar la situación que desde hace meses la estaba volviendo loca.

¿Quién sabe? Quizá la suerte jugara a su favor y -milagrosamente- quedara en alguna clase con completos desconocidos. O también en la clase donde parte de sus anteriores compañeros que aún seguían estudiando allí, estuvieran.

Bueno, ya sabemos que el nombre Haru y la palabra suerte no van de la mano.

playful smile
itsmartinac | 2O22

𝗣𝗟𝗔𝗬𝗙𝗨𝗟 𝗦𝗠𝗜𝗟𝗘 • jeong jaehyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora