╰ 𝐕𝐈 ╮𝐃𝐞𝐬𝐜𝐨𝐧𝐟𝐢𝐚𝐧𝐳𝐚

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El olor a sangre era exageradamente irritante para Levi. Pasar por los cuerpos de aquellas personas que ni siquiera conocía y tampoco eran sus compañeros en la Legión, viendo cómo la sangre pintaba sus cuerpos y las extremidades que estaban separadas de estos, era simplemente repugnante. El olor a cualquier antónimo de limpieza, y la imagen de esto, era horrible experimentarlo en persona. Estaba acostumbrado a ver a sus compañeros morir por titanes en expediciones, pero eran personas que sabían el riesgo de salir por aquellas enormes puertas. Nadie es obligado a entrar al Cuerpo de Exploración. Ni siquiera por sus padres para enorgullecer a una familia o la raza humana. Eso eso no existía y de tan solo pensar aquella idea, se iba rápidamente a la basura.

No obstante, a lo que no estaba acostumbrado, es a ver gente como los soldados de las Tropas de Guarnición muerta gracias a los titanes. Esa gente, jamás en su vida se había enfrentado a un titán al menos que sea en Shiganshina. Se entrenaban para pelear contra uno, pero aquel entrenamiento lo tiraban directamente al tacho, porque sabían que jamás lo iban a necesitar, o al menos eso creían. Era gente que como trabajo tenían que caminar por las calles de los distritos a cuidar a la gente que creaba conflictos públicamente. Pero luego, no tenían nada más que hacer. Y hoy eso cambió.

No solo esa gente le hacía sentir una incomodidad en el pecho, sino los nuevos cadetes, los que se egresaban hoy. Graduarse del infierno del entrenamiento para el ejército, era sin duda una buena noticia y un día para festejar para la mayoría de personas, aunque no para él. Probablemente muchos se unirían a la Legión, pero nadie quiere encontrarse a su amenaza en su propia gente, su propio pueblo. Había una gran diferencia entre salir al territorio titán y que tu hogar se convierte en uno para titanes. Las murallas fueron creadas por un propósito de protección. En ese momento la Legión ni siquiera existía porque nadie se atrevía a enfrentar esas horribles criaturas y menos para el bien de la humanidad. ¿Era entendible? Puede ser, realmente no es algo que le importe al capitán. Pero lo que no era entendible para él, era el asqueroso pensamiento de las Tropas de Guarnición de que jamás iban a ver un titán y por eso perdían el tiempo. Lamentablemente pagaron por eso, y muy caro.

El azabache caminaba por el angosto pasillo del segundo piso, con el objetivo de encontrarse con Erwin y los capitanes para una charla, o mejor dicho una explicación. Nada de lo que pasó en Trost tenía sentido. ¿Otra masacre después de cinco años? ¿A Trost? ¿Quién será el siguiente, Hermina?

Finalmente llegó a la puerta donde supuestamente estaban todos reunidos. Ni siquiera la golpeó, directamente entró para darse cuenta de que sí, todos estaban reunidos. Algunos tomando café, bebida que le asqueaba; y otros simplemente callados sin consumir nada. Pero lo que todos tenían en común, era la seriedad. La situación cada vez era más grave, y lo loco es que cada vez que hay una masacre, la Legión está muy cansada para encargarse de ello. Era una casualidad que no era tan normal para él, y no paraba de pensar en varias teorías gracias a ello.

── Por fin llegaste, Levi.

Habló el comandante. El mencionado simplemente cerró la puerta y caminó hasta el único asiento individual libre que había, justo adelante de la ventana. Gustoso se sentó, no tenía que soportar la insoportable luz del sol que tanto le arruinaba los ojos.

── No perdamos tiempo, vayamos al punto. Presiento que hay muchas cosas que hacer ──respondió serio. Erwin asintió──.

Los únicos presentes eran el comandante de las Tropas de Guarnición, Pixis; la capitana del Escuadrón de Investigación, Hange; por supuesto que Erwin y los capitanes de los escuadrones especiales, la élite de la élite, Evelyn, Mike y Nanaba. El comandante de la Legión estaba sentado en un largo sillón y a su lado estaban las capitanas rubias, el tercer soldado más fuerte apoyado en la pared y del otro lado la de anteojos en la misma posición. Pixis estaba en otro sillón individual, en frente de ellos.

𝐋𝐄𝐆𝐄𝐍𝐃𝐒  |  𝕷𝖊𝖛𝖎 𝕬𝖈𝖐𝖊𝖗𝖒𝖆𝖓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora