Capítulo 1: ¡Estoy Aquí!

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Es común que el punto de partida de una historia que habla acerca de un poderoso héroe que salva a la gente con una sonrisa en el rostro sean sus orígenes, mostrar que lo motiva, de donde saca su fuerza, pero para contar la historia de este héroe tendremos que pasar un poco de largo, y enfocarnos en el 8 de mayo del año 2035, esta historia comienza con una mujer que sale de su trabajo en el barrio de Roppongi en la ciudad de Tokio y comienza su viaje de vuelta a casa, era gerente de publicidad en una importante empresa con giro en el diseño y desarrollo de artículos de soporte para héroes profesionales, ella caminaba descuidadamente mientras contestaba los mensajes de su novio, en el celular, tal vez por esa razón no notó al hombre que comenzó a seguirla desde que dejó la oficina.

Su novio le había avisado por mensaje que no había nada en el refrigerador para comer y que saldría a comprar algo, pero en ese momento ella pasaba frente al FamilyMart y le dijo que no se preocupara, que ella llevaría la cena, se detuvo a comprar y luego de unos minutos retomó su camino. Fue en ese momento donde notó que algo estaba mal, sintió una mirada llena de perversión sobre ella y entonces notó al hombre encapuchado que la miraba fijamente desde el otro lado de la calle, era corpulento, no podía ver sus ojos pero podía sentir su mirada sobre su cuerpo, un escalofrío le recorrió la espalda pero ella decidió ignorar sus instintos que le pedían permanecer dentro de la tienda y pedir un taxi.

Con paso apresurado la mujer siguió su camino hasta salir de Roppongi, pero el mal presentimiento prevalecía, la calle estaba solitaria y silenciosa, sus instintos le pedían correr pero no quería parecer una loca que iba corriendo por la calle sin motivo alguno. En lugar de correr la mujer miró a su alrededor para ver si alguien la estaba siguiendo, pero la calle estaba vacía.

Soltó un suspiro de alivio y se dio cuenta de que había estado aguantando la respiración. La mujer siguió su camino, pero apenas había dado tres pasos cuando una mano, tan grande como un guante de béisbol y tan negra como la misma oscuridad le sujetó el rostro, intentó gritar pero apenas podía tomar aire, intentó forcejear pero algo la tomo por los pies y la comenzó a arrastrar hasta un oscuro callejón.

Cuando la mano de su rostro se apartó, vio que se encontraba en un callejón oscuro, una gran mano negra todavía sujetaba sus pies, y esta se extendía varios metros hasta el fondo del callejón, donde el hombre encapuchado la observaba.

⎼¿Quién eres?⎼ preguntó al borde del llanto. ⎼Si lo que quieres es dinero entonces ¡Ten!⎼ Arrojó la bolsa tan fuerte como pudo, pero esta no estuvo ni siquiera cerca de llegar hasta el encapuchado.

La mano hecha de sombras sujetó sus pies con más firmeza y jaló de ella hasta quedar frente al encapuchado, el villano se lanzó sobre ella, atrapando su cuello con ambas manos y ahogando sus gritos. Ella ahora podía verle el rostro, su expresión era demente, salvaje, como un animal salvaje que sostiene a su presa entre sus fauses.

⎼¿Así es como todo va terminar?⎼ Pensó mientras sentía que la vida la abandonaba. ⎼Si esto acaba aquí por lo menos te dejaré un recuerdo⎼ Activo su quirk y sus uñas se extendieron varios centímetros antes de hundir su pulgar en uno de los ojos del encapuchado. El hombre gruñó y la soltó, ella tomó aire entre una tos descontrolada.

⎼¡Ayuda!⎼. Su grito apenas fue entendible debido a su garganta casi aplastada.

⎼¡Perra!⎼ El pesado puño del encapuchado impactó en su rostro, ella cayó sobre su espalda y se lanzó sobre ella de nuevo ⎼Nadie te va ayudar, no hay nadie aquí⎼. El hombre se relamió los labios y presionó con más fuerza su cuello ⎼¿Quién crees que vendrá? ¿All Might?.

⎼¡Estoy Aquí!⎼ Anunció una sombra descendiendo del cielo, el suelo retumbó con su aterrizaje. El encapuchado alzó el rostro a tiempo para ver una sombra con un par de ojos verdes y brillantes lanzando una patada hacia su rostro. El encapuchado tendría pesadillas por el resto de su vida sobre este preciso momento, al escuchar su quijada romperse como una rama seca cuando las botas rojas del héroe impactaron su rostro y un dolor intenso invadió su cuerpo.

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