En este capítulo intentaré algo distinto y lo narrarare todo desde la perspectiva de Izuku, así podré practicar mi escritura desde el punto de vista de un personaje de la historia.
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Mi sábado se fue rápidamente al caño cuando temprano por la mañana, mientras estaba en mi trabajo, recibí un mensaje de Setsuna, me avisó que no podría verme en la tarde porque tenía muchos pendientes importantes para atender, y prometió que me lo compensaría después. No me podía quejar, era parte de salir con una heroína profesional, aunque ella no supiera que yo supiera. A veces no podía pensar en otra cosa que no fuera buscar una forma de decirle, y en qué consecuencias traería eso, ¿Acaso se enojaría? ¿Qué excusa podría poner para decir que la descubrí? Nunca la había visto sin pupilentes o sin los dientes falsos, incluso durante nuestras largas sesiones de besos, ¿Será incómodo para ella besarme así?.
Jiyu no tenía clases los sabados, asi que cumplia turno completo y trabajo todo el día conmigo, ella notó que algo me molestaba y me preguntó, yo le respondí con la verdad, después de todo, ella también sabía sobre la identidad secreta de Setsuna. Ella se ofreció a ir al cine conmigo, pero realmente no había ninguna película que me interesara así que decliné su oferta y le dije que entrenaría toda la noche.
Al llegar la noche comencé a entrenar, golpeé un saco de boxeo por horas, cuando me sentí suficientemente cansado tomé una ducha con agua fría y me acosté a dormir, o al menos esa fue mi intención, di vueltas durante una hora en la cama hasta que me harté, y decidí que lo mejor era salir a patrullar. Ese noche quería descansar, me había acostumbrado a descansar lo sábados y apenas la anterior noche había recibido una paliza a manos de esos seis criminales en el cajero automático, para ir al trabajo tuve que usar maquillaje para cubrir un hematoma del rostro que todavía no había desaparecido y Shino me preguntó si había algo raro con mi oreja, pero no podía dormir y la mejor cura para mi insomnio era hacer algo que me agotara lo suficiente.
Esa noche decidí no alejarme demasiado, no por miedo a recibir otra paliza, simplemente quería mantener los problemas lejos o mejor dicho, mantener las cosas sencillas. Ir a un área desconocida de la ciudad implicaba muchas cosas, era como comenzar de cero nuevamente, conocer a los policías del área y rogar por que no me intenten arrestar; conocer a los héroes del área, sus quirks, rutas y horarios; y por último conocer a la gente que vive ahí, esta era probablemente la parte más difícil, llevaba tiempo y paciencia, conocer a la gente del área me había ayudado muchas veces a identificar a la gente potencialmente peligrosa, ya sea por su comportamiento o por sus quiks.
Está de más aclarar que espiar a la gente durante las noches es una actividad ilegal, sobre todo cuando no hay una causa justificable ante la ley. Ilegal y tardado, lo sabía bien, pero seguía siendo la mejor forma de atrapar a los criminales que pasan desapercibidos para el radar de los héroes profesionales, así logré capturar al estrangulador de Roppongi y otros asaltantes, ladrones y asesinos cuyos nombres nunca fueron tan sonados.
Después de un rato buscando, encontré al sujeto de interés para esa noche. Un hombre de unos 28 años aproximadamente, alto, de piel grisácea, cabello oscuro y ojos rojos anaranjados como un par de tizones encendidos. Parecía una persona bastante normal a simple vista, tenía un color de piel un poco extraño y sus ojos eran llamativos, pero en una sociedad repleta de mutantes y personas con superpoderes eso era normal.
Sin embargo, lo había atrapado varias veces usando su quirk de manera ilegal, lo había usado para cosas pequeñas e insignificantes, y probablemente sea un poco hipócrita que lo marque como una persona potencialmente peligrosa cuando yo mismo uso mis poderes de manera ilegal, pero había un buen motivo, su comportamiento al momento de usarlo.
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El camino de un héroe.
FanficIzuku Midoriya es un joven de 21 años que trabaja como barista en una cafetería en el distrito Aoyama, pero por las noches toma la justicia en sus manos y patrulla las calles de Tokio.