Himiko Toga corría tan rápido como sus piernas le permitían mientras las sirenas de los policías se acercaban cada vez más, habían pasado varias horas desde que su misión fracasó, no había conseguido secuestrar a Lizardy. La noche había caído, pero ni siquiera los oscuros callejones de Tokio la mantenían a salvo, podía escuchar las sirenas cada vez más cerca, los héroes y la policía la estaban buscando. —Deben tener a alguien que pueda rastrear mi olor— pensó, se detuvo en medio de un oscuro callejón para tomar aire. Se quitó la chamarra, estaba manchada con un poco de la sangre de Lizardy —Tal vez es el olor de ella el que están siguiendo— pensó y aventó la prenda al piso antes de seguir huyendo.
En ese momento algo pasó volando encima de ella y ella tuvo que saltar dentro de un contenedor de basura para esconderse. Ryukyu se había detenido sobre uno de los edificios cercanos para dar un vistazo, luego de unos segundos volvió a emprender el vuelo. —Tengo que salir de aquí— pensó, salió del contenedor de basura y su teléfono comenzó a timbrar. —¡¿Dónde rayos estás?! — preguntó furiosa —Llevo horas escapando, necesito que me saquen de aquí, estos malditos tienen un rastreador entre ellos.
—Tranquila, manda tu ubicación a este número, mandaré a Kurogiri por ti— respondió alguien al otro lado de la línea. Himiko colgó la llamada y no perdió un segundo en enviar su ubicación al número desconocido.
—¡Alto!— ordenó alguien desde la entrada del callejón. Era un héroe con quirk canino, acompañado por un par de oficiales de policía. Ambos policías le apuntaban con sus armas.
—Ya veo... así que así era como me estaban rastreando— dijo ella con una sonrisa, la hilera de dientes afilados y la mirada cargada de una sed insaciable de sangre hizo que la sangre se le helara a los oficiales, pero el héroe no se dejó intimidar.
—Ríndete Himiko Toga, Hay demasiadas personas buscándote, nunca lograrás salir de Suginami sin ser atrapada, nunca pierdo un rastro— ella sabía que no estaba mintiendo, podía escuchar las sirenas acercándose cada vez más. Ella sabía que estaba en desventaja, los oficiales no representaban una gran amenaza para ella, pero el héroe frente a ella si, era grande, casi tres veces mas grande que ella, su cuerpo estaba cubierto por un espeso pelaje negro y su cara era igual a la de un lobo, con un hocico lleno de colmillos afilados, si tenia que plear contra el, no la iba a tener nada facil.
—Solo tengo que ganar tiempo hasta que kurogiri venga— pensó intentando mantener la calma, no era la primera vez que se metía en más problemas de los que podía manejar —¿Ustedes creen que pueden atraparme? ¿Creen que me tienen acorralada?— preguntó ella en tono burlesco —Tu, perrito ¿Por qué no vienes e intentan atraparme?.
—¡Mi nombre es Fenrir, villana!— respondió y se lanzó hacia ella como un animal salvaje. Ella desenfundó un par de navajas y se las arrojó. El héroe las esquivó, demostrando una gran destreza, pero una siguió de largo e impactó contra el pecho de uno de los oficiales.
—¡Pagaras por todo lo que haz hecho!— Gruñó Ferir y lanzó un zarpazo. Ella esquivo y contraatacó lanzando una puñalada, pero el héroe detuvo el ataque, atrapandola de la mano y le dio un fuerte puñetazo que la mandó al suelo. Ella sintió que todo dió vueltas por un instante y luego sintió el frío piso bajo ella. Intentó ponerse de pie, pero Ferir puso una de sus pesadas piernas sobre su estómago.
—¡Quédate ahí! No me obligues a golpearte de nuevo— Ordenó. —Matzuda-kun ¿Cómo está Kinomoto-kun?— Preguntó.
—La herida es profunda, ya llamé a la ambulancia, los refuerzos vienen en camino— respondió el oficial.
—Estás acabada, pagarás por lo que le hiciste al oficial Nara y a su esposa— gruñó Ferir llenó de furia. Ella sonrió de forma maliciosa.
—¿Quién? No recuerdo a nadie con ese nombre— respondió con expresión vacía.
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El camino de un héroe.
FanficIzuku Midoriya es un joven de 21 años que trabaja como barista en una cafetería en el distrito Aoyama, pero por las noches toma la justicia en sus manos y patrulla las calles de Tokio.