Capítulo 21: Amor, celos y maldad.

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El capitulo contiene escenas de sexo, si no les gusta este tipo de contenido saltar la primera parte.

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Despertó al sentir el calor de Izuku envolviendo su cuerpo, a pesar del fresco aire que se filtraba por las ventanas, la noche era cálida, no estaba acostumbrada a compartir la cama con alguien más, habían pasado más de un año desde que había dormido abrazada a alguien, y a pesar de que era agradable sentir el tonificado cuerpo de su amado, quería separarse un poco, había comenzado a sudar y no quería despertar oliendo mal al lado de él la primera noche que compartían cama, sobre todo porque no había llevado ropa para cambiarse. Los fuertes brazos de Izuku rodeaban su cintura, separarse no debía ser muy difícil pero ella no quería despertarlo. Todavía era de noche, la luna derramaba su pálida luz en toda la habitación a través de las ventanas, iluminando el rostro de su amado. Contempló su rostro por un largo rato, se sorprendió al ver que era todavía más apuesto mientras dormía, hundió su rostro en sus pectorales y respiró hondo, embriagándose con el dulce aroma de su loción.

No pudo evitar sonreír al recordar todo lo que había sucedido hace unas horas y lo bien que había resultado todo, ambos habían revelado el secreto que resguardaban con más recelo y las cosas habían salido bien, y ahora que veía todo en retrospectiva, se sentía un poco tonta por haberse estresado tanto por un asunto que pudo resolverse hace mucho. En ese momento también recordó que Izuku la había visto llorar y se sintió todavía más tonta, ella sabía que llorar no tiene nada de malo, pero no podía evitar sentirse avergonzada cuando alguien la veía en un momento de debilidad, por lo que no dejaba que cualquiera la viera quebrarse en lágrimas como lo había hecho con Izuku.

Ahora que el estrés se había ido y que estaba segura de que su relación iba por buen camino, no pudo evitar sentir que había desperdiciado una valiosa oportunidad de acostarse por primera vez con Izuku —Incluso me puse mi mejor lencería... Pero al menos pudimos aclarar todo— Pensó sintiéndose un poco insatisfecha, ella había ido con toda la intención de tener relaciones con Izuku por primera vez, pero por la intensidad de sus emociones terminaron agotados y ambos cayeron dormidos a los pocos minutos de terminar de hablar.

Supongo que será para la próxima vez— Soltando un largó suspiro y se dispuso a encontrar una forma de librarse de su abrazo sin despertarlo.

—¿Estás despierta?— preguntó Izuku tomándola por sorpresa. Ella se separó un poco para verlo, sus miradas se encontraron y se regalaron una sonrisa tierna.

—Perdona, ¿Te desperté?— preguntó apartándose un poco.

—No— Respondió, Izuku le acarició la mejilla y le dió un beso en la frente —No suelo dormir mucho... Es parte de mi quirk, por lo general solo duermo unas doce horas a la semana— Añadió, pero Setsuna no había escuchado nada más después del beso, un interruptor se había prendido en ella, llevaba semanas conteniendose, deseandolo y siempre surgía algo que le impedía estar con él, pero ahora no había nada que se lo impidiera, no había nadie que interfiera, solo eran ellos dos en una pequeña cama individual con la luna alumbrando lo suficiente para poder verse.

Ella se abalanzó contra sus labios sin decir nada, el toque de sus suaves labios contra los suyos tomó por sorpresa a Izuku, sus pequeñas y delicadas manos empezaron a repartir caricias en sus fuertes pectorales, encendiendo una llamarada en el interior de su amado. Izuku deslizó sus manos a las caderas de su amada y correspondió los apasionados besos, besos torpes e inexpertos, pero cargados de pasión y sentimiento.

Poco a poco los besos se hicieron más intensos, sus corazones aceleraban con cada caricia, y el calor de sus cuerpos aumentaba. Izuku estaba tan perdido en sus dulces besos que ni siquiera notó en qué momento ella se había puesto encima de él. El peso de su pequeño y bien tonificado cuerpo, mientras sus labios se rozaban y el aroma de su suave y sedoso cabello lo embriagaba, era algo que Izuku iba a recordar el resto de su vida. Izuku se sorprendió al sentir la lengua de su amada abrirse pasó suavemente hacia el interior de su boca, donde sus lenguas se encontraron en una sinuosa danza, Izuku empujó lentamente hasta meter su lengua en la boca de su amada y sintió el peligroso filo de sus dientes puntiagudos, algo que no había sentido hasta ese momento porque ella siempre usaba guardas cuadradas para esconderlos.

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