Capítulo 19

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La noche se posicionó de la ciudad cuando la gente estaba por las calles caminando, riendo y compartiendo alimentos, pero fue una persecución a un auto lo que alertó a las personas.

Un auto negro intentaba huir de uno de policías junto a otro que aparecía a unas calles, pero un segundo auto para distraerlos se cruzó entre ellos y ayudar a que los otros escaparan.

-Acelera más -Ordenó el compañero de copiloto.

Cuando aceleró más fue cuando tenía que dar vuelta a una esquina donde era paso a peatones, una mujer cruzaba feliz con su pareja mientras compartían crepas dulces.

-¿Quieres probar? Es de jalea de.....

-¡Cuidado! -Gritaron los que estaban detrás de ellos.

Cuando se giraron fue en el preciso instante que miraron las luces del auto sobre ellos, sorprendidos y aterrados estaban la pareja cruzando y la pareja de ladrones por intentar esquivarlos.

El tiempo fue pausado para él.

Un auto sin movimiento y una pareja inmóvil a mitad de la calle cuando sus rayos azulados y violetas aparecían en sus piernas y brazos.

Aquel castaño, de traja negro y escamas, que se detuvo entre el auto y la pareja, los miró con ternura mientras con suma delicadeza los recorría a la orilla peatonal de uno por uno. Les sonrió con orgullo a pesar de que sus rostros expresaban horror tras la pausa de la tragedia.

Regresó frente al auto, colocó las manos sobre el frente en el capó ejerciendo la suficiente fuerza de su super velocidad para regresar al tiempo correcto del presente y ocasionar que el auto frenara de un brusco movimiento.

La pareja gesticuló extrañeza y un mareo de ver que de un segundo a otro pasaron a unos metros a lado de la tragedia del auto.

-¿Qué carajos pasó? -Dijo el copiloto a su compañero, pero una vez que vieron Al Castaño frente a su auto sabían que no tenían escapatoria.

-Saca las armas ¡Sácalas!

Ambos consiguieron tomar las pistolas negras de ráfagas de balas, pero cuando se asomaron por la ventana no se dieron cuenta que ya no las tenían en las manos.

-Mierda -Dijo el copiloto de nuevo al ver que Hiccup tenía sus armas en las manos mientras sonreía con burla y encanto suyo.

-Les recomiendo salir del auto y entregarse- Dijo justo cuando los oficiales llegaron a rodear la zona.

Entreabrieron sus labios sin ninguna iniciativa por salir, pero al capó de su auto cayeron dos compañeros más que los habían ayudado a escapar.

Estaban temblando de frío por la escarcha cubierta a sus piernas cuando él los detuvo, Jack Frost.

El peliblanco que descendía de su vuelo para posicionarse a un lado de la puerta del piloto.

-¿Y bien? -Sonrió el ojiazul.

Minutos más tarde estaban siendo trasladados en los autos policiacos mientras agradecían a ambos héroes independientes.

Pues ninguno de ellos era Guardianes, Jack desde lo que sucedió a su regreso de San Francisco a Nueva York e Hiccup apenas.

-Has vuelto esto demasiado rápido -Bromeó Jack cuando ambos intentaban retirarse entre las personas que les tomaban fotografía y otros que se acercaban a pedir su autógrafo.

-Por el momento -Hiccup sonreía con encanto – Seis meses es efectivo y llevo cinco.

-Cinco -Jack borró su sonrisa para ver a Hiccup – Ya pasó un mes.

Guardián Reiniciado. Segunda Parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora