Guardián Reiniciado. Segunda Parte.

Capítulo 2

Estaba en el suelo, congelado igual a como sus poderes actúan sobre las personas, pero esta vez era sobre él y no había ni un poder que lo estuviera sometiendo a la inmovilidad.

Sus azulados ojos miraron hacia arriba, en busca de algo o alguien que lo salvara de su soledad y su miedo. Arrodillado y con los brazos a los costados, queriendo levantarlos de su sueño, pero era imposible a pesar de su super fuerza.

Liberó un suspiro que se visualizó por su cálido aliento en un espacio de frialdad y antes de poder buscar algo, un dolor desgarrador creció de un segundo a otro en el costado de su vientre, provocándolo gritar con dolor mientras se encorvaba y observaba que tenía una lanza de hielo incrustada, idéntica a aquella que la separó de ella.

-Yo no debí haber recibido esa lanza -Escuchó su voz posicionada al frente.

-¿Elsa? -Jack preguntó levantando la mirada para verla de pie con su mano apuntándole envuelta de aura azulada.

-No es agradable el dolor ¿verdad?

-Jamás quise.......

-¡Me abandonaste para morir! -Elsa gritó encendiendo sus pupilas azuladas- Tuviste tus poderes ¡¿Y para qué?! Para que volaras lejos de salvar a las personas ¡Lejos de salvarme!

Sus ojos acumularon una gran cantidad de lágrimas por el dolor de su corazón y el de la lanza que estaba enterrándose más y antes de intentar decir algo.......logró que despertara de una pesadilla que estaba obteniendo en pleno vuelo de avión a medianoche.

Era imposible olvidar aquellas imágenes, sobre todo aquella que tanto le horrorizaba por las noches desde hace cinco meses, la de la platinada siendo lastimada.

Respiró profundo para liberar con calma el aire mientras se cruzaba de brazos y miraba por las ventanas a la gran cantidad de nube que cubría los cielos de Canadá a donde estaba llegando.

Cuando descendió del avión para adentrarse al aeropuerto, estaba mirando el teléfono celular para llamarlo, pero apenas llevó el aparato a su oreja fue cuando miró a su amigo castaño de pie con su expresión de cansancio, pero feliz de ver a su amigo.

-¿Ya te acostumbraste al frío? -Jack preguntó sentado a su lado en un taxi camino al apartamento de Hiccup.

-Algo -Dijo reacomodando su cuello de la chamarra – Es bonito en cierto punto, pero a veces cala por las noches.

-Es linda la ciudad -Dijo mirando por la ventana, pensando en ella, pensando que recorría estas mismas calles, trabajaba por aquí, que alguna vez pasó a cenar a un restaurante frente a sus ojos y ahora ¿Dónde estaba?

Pagaron por el transporte cuando llegaron a los apartamentos del castaño, subieron por el elevador hasta llegar al fondo del piso al apartamento que estaba rentando Hiccup.

-Es agradable -Dijo Jack mirando lo espacioso que era, aun con algunas cajas de mudanza en una habitación.

-El sofá es agradable para dormir, te lo aseguro -Hiccup cerró la puerta.

-No lo dudo, pero no me interesa dormir ahora -Dijo bajando su maleta mochila al suelo - ¿Qué fue lo que sucedió?

Hiccup iba a empezar a narrar todo, pero apenas abrió los labios fue cuando se escuchó el timbre de su apartamento.

Miró extrañado a Jack y este encogido de hombros debido a que no tenía idea quién lo buscara por la noche, cuando abrió quedó en silencio de ver a la rubia del otro lado.

-Olvidé mi teléfono celular y esperé a que llegaras de nuevo -Miró a sus espaldas al peliblanco de pie – Disculpen la interrupción.

-No, no para nada -Hiccup balbuceó -Emmm Astrid, él es Jack mi mejor amigo y Jack, ella es Astrid....mi.....