6. "Plateado"

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Desperté de golpe cuando escuché un ruido extraño que venía del piso de abajo. Me levante con cuidado de la cama. Salí al pasillo y estaba todo a oscuras, le di un vistazo al despertador en mi mesita de luz y apenas eran las cuatros de la mañana.

Volví a mirar por el pasillo y parecía tranquilo. Agudice los oídos pero no escuche nada, seguro alguien bajo a la cocina y yo estoy haciendo alboroto por nada.

Me relaje pero cuando quise volver a la cama, escuche varios platos caer al suelo.

Con todo el valor que tenía comencé a caminar con cautela hacía las escaleras. Suspire comenzando a bajarlas sin hacer mucho ruido.

Cuando estuve en mitad de las escaleras iba divisando la cocina. Frene en seco cuando identifiqué a un lobo de pelaje negro hurgando entre las cosas que había ahí. No sabía que hacer, si gritar pidiendo ayuda o comenzar a correr pero también sabía que si hacia algún movimiento brusco, esa cosa iba a notarme y me atacaría.

Intenté dar un paso atrás pero choque contra algo firme, al borde de una crisis nerviosa me giré y estaba a punto de gritar pero Michael me cubrió los labrios con su mano evitando que lo hiciera. Puso un dedo sobre sus labios en señal de que guarde silencio, asentí y quito su mano de mi boca.

Con su brazo intentó ponerme detrás de él pero la pésima coordinación de mis pies, terminé por tropezar con el escalón informándole al lobo de nuestra presencia.

La bestia al notarnos nos mostró los colmillos y comenzó a gruñir. Michael me gritó que corriera a despertar a los demás que mientras tanto él se encargaba. Antes de comenzar a correr pude ver que los ojos de él cambiaron de color, pasaron de un marrón oscuro a un dorado brillante.

No lo pensé más y me eché a correr a la habitación de Blake pero al abrir la puerta, la habitación estaba vacía y la cama estaba bien tendida, pensé que estaba en el baño pero la puerta estaba abierta. Afuera se escuchaba como los dos lobos se envestían, podía escuchar con claridad sus rugidos.

Corrí en dirección a la habitación de Olivia y Víctor pero un aullido que me indicaba que uno de ellos fue herido me frenó al instante. Pensé en que tal vez Michael necesitaba mi ayuda. Corrí a una velocidad que hasta a mi me sorprendió, intenté abrir la puerta de la habitación de mis tíos pero antes de poder abrirla terminé por derribarla. El ruido provocó que ambos se despertaran de un salto y como pude formule que Michael necesitaba nuestra ayuda.

Volví a salir de la habitación y corrí escaleras abajo. En la planta baja el escenario parecía sacado de una película de terror, la cocina estaba destrozada, las sillas estaban rotas y los sofás tenían marcas de garras. Frente a mi se levantaban dos lobos de más de tres metros de altura. Podía reconocer a Michael con ese pelaje blanco brillante, parecía suave, y reluciente como la nieve y de su boca caían varias gotas de sangre. Intenté acercarme a él pero el otro lobo me lo impedía.

Quise llegar hasta él pero el vidrio roto sobre el piso me delató. El lobo de pelaje negro se giró a mi y pude ver sus ojos rojizos, eran de color rojo muy intenso. Sabía que iba a atacarme. No lo pensé y eché a correr en dirección al patio.

La puerta corrediza de vidrio estaba rota así que no fue problema atravesarla. Giré la cabeza y sin duda el lobo venía detrás de mi. Seguí corriendo y con la ayuda de mis manos me alce sobre la cerca y seguí corriendo cuando mis pies tocaron el suelo.

El lobo salto también y sin detenerse siguió detrás de mi. Como podía evitaba las ramas de los pinos que arañaban mi piel al pasarlos a toda velocidad. Volví a mirar atrás y detrás del lobo que quería matarme venían Michael y otros dos lobos que seguro eran Olivia y Víctor.

Guerra de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora