Blake. Desde el ataque no lo había visto y ahora estaba luchando contra Michael para ponerme de pie y salir de la cama, necesitaba encontrarlo y decirme dónde se había metido.
James miraba la escena divertido y tenía a un Will totalmente preocupado intentando sujetarme las piernas pero yo era más rápida y lograba zafarme. El rubio le gritaba a su hermano que llame a su madre para que trajera algún calmante. El chico de cabello oscuro riendo salió de la habitación en busca de su madre.
Yo seguí gritándoles que me soltaran pero no estaban dispuestos a negociar conmigo.
—¡Detente!—me gritó Michael pero no le hice caso, me sacudía de su agarre. Viendo que no lograría liberarme de estos dos paré de sacudirme y respiraba agitada por todo el esfuerzo que hice por tratar de liberarme.
—Entiende, estás herida. Debes descansar —me regaño Will pero no quería escucharlo.
—¿Dónde está Blake? —volví a preguntar. Creo que era la decima vez desde que llegué que preguntaba por él y ninguno de ellos se dignó a decirme. Lo único que obtenían es que se dirigieran miradas entre ellos.
—Desapareció. Lo buscamos por toda la casa y a unos kilómetros pero no hay ningún rastro — me hizo saber Evan entrando a la habitación.
— ¿Eres idiota o te pagan para serlo? — le regañó Will. Sentí como la sangre se me helo.
Desaparecido, mi hermano estaba desaparecido y ninguno aquí fue capaz de decírmelo. Sentía que los ojos me escocían y la preocupación comenzaba a formarse en mi interior. Mire a Will y a Michael que agacharon la cabeza. Me quite la sábana y al hacer el intento de sentarme en la cama de nuevo el lobo y el vampiro reaccionaron.
— El que me ponga una mano encima les juro que va a lamentarlo —amenace. Estos dos parecieron meditarlo y terminaron por aceptar. Me puse en pie con cuidado pensando que iba a perder el equilibrio pero no pasó eso.
Sorprendida me palpe el costado y no sentí ninguna clase de dolor. Comencé a quitar el vendaje de mi pierna creyendo que iba a encontrar la marca de los dientes del lobo pero no fue así, la piel estaba lisa sin ningún rastro de que alguna vez hubo una herida ahí.
Sorprendida miré hacia los chicos y caí en cuenta de que sólo quedaba Will en la habitación, este me miraba esperando alguna reacción de mi parte pero yo estaba estática en mi lugar. Todavía no podía creer que me había recuperado con rapidez.
Generalmente las heridas de ese tamaño me llevarían un máximo de cuatro días en sanar y este no llevo ni medio día. ¿Qué estaba pasando conmigo?
James volvió a entrar a la habitación y le dejó algo de ropa a su hermano y este me las entregó a mi. Seguro Michael fue hasta la casa por algo de ropa.
Will me dejó sola en la habitación para que pudiera cambiarme. Me coloque el pantalón que era de color negro, una camiseta de cuello redondo y una chaqueta del mismo color que el pantalón y una botas a cordones.
Me levanté de la cama y salí fuera de la habitación. Desde donde estaba podía ver la puerta principal. A la izquierda había dos puertas seguidas a la habitación de Will y otra al finalizar el corto pasillo. A la derecha frente a las escaleras había otra habitación. Deduciendo podía decir que eran las habitaciones y el baño. Me acerqué al barandal para echar un vistazo si había alguien abajo pero parecía desierto. Comencé a bajar las escaleras que estaban contra la pared, llegué a la planta baja y me encontré con una especie de estante con varios libros perfectamente ordenados y algunas fotografías suponiendo que eran de los integrantes de la familia.
Frente a ese estante había un sofá doble de color negro junto a una mesita del mismo color, debajo de los muebles había una alfombra que cubría por completo todo el piso de madera. Pasando el recibidor, al final de la estancia, un escalón arriba estaba la cocina con una enorme isla en el centro, a la izquierda había una puerta blanca con tres aberturas por encima cubierta por un vidrio. Supongo que esa puerta llevaba al patio.
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Guerra de Sangre
FantasyAres Anderson, una joven híbrida de 19 años ha vivido como una humana común y corriente toda su vida. Su hermano, Blake Anderson se encargó de que no sintiera ni la más mínima curiosidad por saber qué contiene su otro lado sobrenatural. William Ivan...