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JUNGKOOK.

Wow, había escuchado sobre personas que no eran mañaneras pero SeokJin rebasaba todos los límites que conocía.

El niño podía no llegarme a la barbilla pero que me cayera un rayo si su rostro enojado no me estaba asustando. Tenía el cabello despeinado, como si hubiese dormido debajo de su almohada y parecía no haberse molestado en tomar un peine para  pasarlo por el desordenado embrollo. Su ropa normalmente prolija y sin arrugas estaba llena de las mismas, había cambiado su jean por un deportivo oscuro pero no parecía cómodo en ellos. Sus ojos estaban estrechados en mi dirección y parecía tan contento como un animalito que va directo al matadero.

Comenzaba a pensar que tal vez no había sido buena idea citarlo a las seis de la mañana. Intentando suavizar el ambiente, sonreí—. Hey, buenos días, compañero.

Guiandome por la mirada que me envió, estaba muriendo de formas muy dolorosas en su pequeña mente. Eso me daba miedo y divertía en medidas iguales, lo que era un poco masoquista si lo analizaba. Pero era demasiado malditamente temprano para que me pusiera a pensar en mis acciones, además de que no quería poner el dedo sobre ello en algún momento.

—Supongo que estás emocionado por aprender sobre deportes —ironice, balanceando la red con los balones sobre mi hombro y hacia el suelo—. ¿Qué te parece si empezamos con un breve calentamiento?

Miró de mi a la plaza de atletismo antes de volver a mirarme con desconfianza, sus brazos se cruzaron sobre su pecho testarudamente—. ¿En que se basa el calentamiento exactamente? No haré absolutamente nada a menos que me lo expliques antes.

—Bien —suspiré—. Si no calientas tus músculos antes de hacer algún deporte corres el riesgo de un calambre o desgarre.

—¿Cual es el riesgo de que me desgarre haciendo el calentamiento?

—Cero.

Frunció el ceño—. ¿Realmente nadie se ha lastimado realizando los ejercicios de los que me hablas?

Rodé los ojos—. No, bueno si, no lo sé, tal vez.

—Eso no es una respuesta convincente.

Me pasé las manos por el rostro—. Puede que alguien se haya lastimado pero muchas veces es porque los ejercicios se hacen de forma equivocada y sin un profesional cerca para supervisar los mismos.

—¿Dónde está el profesional para supervisarme? —interrogó, un gesto testarudo en su rostro.

—Yo soy el profesional.

—¿Tienes algún tipo de título que respalde esa declaración?

Okay, ahora era yo quien tenía ganas de asesinarlo a él.

—¿Acaso eso es tan importante? —me quejé—. He hecho esto desde los cuatro años, creeme que sé lo que estoy haciendo.

—Pues... no me es convincente tu conocimiento obtenido gracias a seguramente un club infantil que lo único que hace es incentivar a pobres niños inocentes a un deporte sin futuro a la vista. Según los estudios que se han hecho, solo un...

Hice un gesto con la mano para que se detuviera, extrañamente lo hizo—. No me interesa tu estudio, SeokJin, si no quieres trabajar conmigo siempre puedo llamar al entrenador para que te ayude. —realmente esperaba que dijera que no o todo lo que había hecho para conseguir el historial médico del niño sería en vano.

Puso mala cara—. No, no hagas eso —susurró—. Si puedo trabajar contigo.

Sonreí brillantemente, dándole un empujoncito para que se moviera hacia la cancha de atletismo—. Eso es genial, vamos a comenzar entonces.

Dedicándome una mirada dudosa, hizo lo pedido.



[...]

Media hora después, estaba totalmente seguro de que un globo tenía más estado físico que SeokJin.

Se había caído dos veces en tres vueltas a la cancha de atletismo, había alegado tener asma unas cinco veces en ese tiempo y hasta se había atrevido a inventar algo sobre una enfermedad pulmonar que casi me creo. Había  tenido  una  serie de calambres durante los ejercicios básicos de estiramiento  y su diccionario de "palabras feas" se había extendido un poco más durante los últimos treinta minutos. Y ni siquiera habíamos tocado uno de los balones aun.

—¿Ya terminamos? —preguntó por decimotercera vez.

—No —contesté mientras arrastraba la red con los balones y los posicionaba frente al arco. La prueba de educación física se basaba en un repaso de todos los deportes que la escuela practicaba, por lo que empezaría  con  el  que  mejor  me  funcionaba  a  mi  y  seguiremos desde  allí. 

Tomando  los  guantes,  me posicioné entre los palos y lo miré—. Intenta meter un gol.

—Esa frase no tiene sentido, se escucha fea, ¿estás seguro de que se dice de esa manera?

Repasando su desarreglada apariencia, con el cabello húmedo pegado a su rostro y la ropa sucia de pasto y tierra por las veces que se había caído, sonreí—. Estoy bastante seguro de que se dice de ese modo.

—Bien —masculló, deteniéndose frente a la fila de balones que había posicionado—. ¿Qué tengo que hacer?

—Debes lograr que entren al arco y golpeen la red  —indique, palmeando los guantes juntos—. Yo intentaré impedirlo.

—¿Si tú lo vas a impedir, para que voy a patearlos?

Puse las manos en las caderas y suspiré—. ¿Acaso no haces nada sin saber el porqué antes?

—No. —su respuesta fue corta y simple.

Rodé los ojos—. El juego es de este modo, solo patealas —pedí, exasperado.

Encogiéndose de hombros, se detuvo frente a un balón y lo examinó por unos momentos, variando su mirada de mi al objeto de vez en cuando antes de asentir con determinación. Juro que nunca esperé que pasara lo que sucedió. ¿Quién iba a decir que el chico era lo suficientemente torpe para pisar la pelota y caer sobre su trasero de forma tan... boba?

Observé incrédulo como su pie resbalaba sobre el cuero de la misma, su delgado cuerpo perdía el balance y caía en una estrepitosa masa de extremidades. Escuché el silbido del oxígeno escapando de sus pulmones cuando toco el suelo y por un momento pensé que había perdido a mi estudiante el primer día de clases.

Me acerque rápidamente, viendo el ceño fruncido que me estaba dedicando desde el suelo. Wow, alguien no estaba nada contento.

—Te... odio. —las palabras fueron estranguladas pero lo suficientemente claras para que las entendiera. Rompí en carcajadas sin poder detenerme. ¡Maldición, esto iba a ser malditamente entretenido!

Socialmente Torpe [KookJin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora