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SEOKJIN.

¿Es normal que una persona desee matar a otra tantas veces al día como mi instinto asesino me gritaba que golpeara a Jungkook con un palo en el  centro  de su  cabeza? Realmente, realmente quería  golpearlo, fuerte, tanto que quedara desmayado sobre la isla. Ya hasta podía imaginar el sonido hueco que su cabeza haría al tocar el mármol de la superficie, tal vez si tenía suerte su rostro caería sobre su sándwich y se embarraría con mayonesa.

—No sé si quieres matarlo o violarlo —Jihyo golpeó con la uña del índice el borde de su vaso de jugo, inclinándose más cerca de mi—. Si vas a hacer algo de ello, inclínate por lo segundo, ¿si? Y si puedes, grabame un video, ganaría una fortuna vendiendo una porno de ustedes dos.

La miré incrédulo—. A menos que quieras que le diga a mamá que tus prácticas terminan dos horas antes de lo que le dijiste, te recomiendo que no vuelvas a mencionar algo sobre el burro parlante y yo teniendo algún tipo de contacto más privado que el de estrechar las manos.

—Hazlo  y  volveré  a  esconder  tus  bonitos  libros  —amenazó,  sus  oscuras  cejas  frunciendose  por  un momento antes de que una extraña sonrisa reemplazara la molestia en su bonito rostro—. Además, ustedes han tenido un contacto más amistoso que el toque de manos. Y dime, ¿fue con lengua o te comportaste como un pequeño puritano y apretaste tus labios juntos?

Abrí la boca dispuesto a discutir el punto de puritano cuando el sonido de una estúpida melodía pegadiza hizo eco en la habitación. Vi a Jungkook revolver sus bolsillos con rapidez y sacar su celular, frunciendole el ceño a la pantalla por un momento antes de teclear algo.

Le sonrió con dulzura a mi madre—. Lo siento, olvide que debo llevar a mi primo al colegio, debo irme.

—Oh, es una lástima —mamá realmente parecía decepcionada—. Vuelve cuando quieras, cariño. SeokJin realmente necesita tener más amigos, mi niño es muy solitario.

Gemí dolorosamente y Jihyo rió a mi lado—. Mamá te esta hundiendo más rápido que El Titanic —comentó—. Yo que tú, intentó tener sexo con él antes de que le cuente sobre tus extrañas fobias.

—No tendré sexo con él y mis fobias no son extrañas.

—Seh —arrastro las palabras—. Todo el mundo le teme a los conejos.

—Callate, pueden ser animales muy peligrosos si se lo proponen —aseguré débilmente. Ella volvió a reír.

—SeokJin, acompaña a tu amigo a la puerta. —mamá interrumpió.

La miré y luego a Jungkook antes de negar con la cabeza—. Creo que él ya conoce el camino, déjalo irse solo.

—¡SeokJin, no seas maleducado y acompaña a Jungkook a la salida!

Refunfuñando, me bajé del banco donde me encontraba y arrastré los pies hacia la puerta principal, escuchando a Jungkook despedirse rápidamente antes de apresurarse detrás de mí. Llegando a la puerta, abrí la misma e hice un gesto hacia el exterior—. Ahí lo tienes, marchate.

—Ow, mi pequeño dulcesito amargo me está echando —apretó mis mejillas con fuerza—. Que lindo eres.

—Suéltame o pateare tus pelotas de nuevo. —murmuré a través de la presión en que mantenía mis labios.

Me soltó y cuando pensé que finalmente se marcharía, se detuvo un momento y dejó un suave beso rápido en mis labios antes de correr fuera de la casa, gritando una despedida sobre su hombro. Me quedé de pie allí un momento, mis dedos flotando sobre mis labios ante la pérdida de calor antes de sacudir la cabeza. ¡Joder, no era una niña enamorada! Debía comenzar a comportarme como un adulto y detener a Jungkook y su estupido jueguito.

Socialmente Torpe [KookJin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora