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SEOKJIN.

—¿Qué haces, cariño?

Brazos me rodearon por la espalda de forma suave, jalándome a un cálido pecho. Jungkook apoyó su barbilla en la cima de mi cabeza, balanceandonos a los lados con suavidad. Me gustaba el sentimiento de paz que ese gesto me daba, era extraño teniendo en cuenta que jamás había sido adepto a los gestos de cariño de ese tipo.

—Observó —respondí, aún viendo a través de los ventanales de la sala. La casa tenía una hermosa vista hacia el parque cercano, era hermoso y por primera vez en años, deseé poder ver los colores para poder disfrutar de la imagen en todo su esplendor—. ¿Jungkook?

—¿Mmm?

—¿De qué color son tus ojos? —solté.

Se quedó en silencio por varios minutos y pensé que no iba a contestarme pero lo hizo—. ¿Te gusta el chocolate?

Parpadee confundido, mirándolo sobre  mi hombro—. Si.

—Mis ojos son del color del chocolate. —sonrió.

Pensé en ello por un momento, nunca había visto las cosas de ese modo pero tenía sentido en mi mente. Los sabores por los colores. Me intrigaba, era algo nuevo y ahora mi mente estaba trabajando a kilómetros por hora con preguntas sobre las distintas cosas que nos rodeaban. ¿Podría Jungkook encontrar un alimento para cada cosa en la casa? ¿Me enseñaría las cosas de ese modo? Todo mi mundo se veía diferente ahora y sabía que cada vez que mirara sus ojos, a pesar de verlos tan monótonos como todo lo demás, pensaría en el dulce sabor del chocolate, y aunque no sería lo mismo, podría crear un similar en mi mente.

Todo parecía nuevo ahora.

Me giré en el círculo de sus brazos y miré su rostro—. ¿De qué color es tu cabello?

Pensó en ello por un momento—. Oreos. —Rio.

—Me gustan. —sonreí.

Imité el sonido antes de tocar sus labios con mis dedos—. ¿De qué color son?

—Chicle de fresa. —me tiró más cerca de su pecho, su mirada en mis labios—. Los tuyos son color sandía, ¿qué dices si vemos como resulta esa combinación?

Me aferré a su cuello cuando se inclinó para unir nuestros labios. Un mundo de colores y sabores explotó detrás de mis párpados y por una vez, estaba totalmente dispuesto a tomarlo. Bien, tal vez la bebida dulce que me dio Namjoon luego de la cena tenía que ver con ello pero no podía decirlo con exactitud.

Siempre me había jactado de saber hacia donde iba mi vida y de tener claro lo que deseaba para mi futuro pero de pie allí, rodeado de los brazos de Jungkook, finalmente me sentí como el adolescente de dieciséis años que era. Me sentía perdido sobre qué rumbo debía tomar, confundido por los giros inesperados que mi vida había dado y lo más importante, estaba enamorado por una vez en mi vida.

Bueno, en realidad no entendía completamente el proceso del amor, ya que hasta ese día lo había catalogado como una simple reacción química en el cerebro o simple instinto de reproducción. Ahora, sin embargo, me encontraba con la frustración de no saber en donde estaba con todo lo que sucedía. Me maldecía interiormente por haberme negado a ver esas cuatro letras como algo más que química y no haber aprendido sobre ello. Tal vez, hubiese podido colocar el dedo sobre el remolino que se formaba en mi interior cuando las manos ligeramente frías de Jungkook se colaron dentro de mi sudadera y acariciaron la piel de mi espalda produciendo un escalofrío que recorrió mi cuerpo.

El beso se rompió lo suficiente para que pudiésemos subir las escaleras, mi estómago revoloteaba de forma extraña por la anticipación de lo que sucedería pero decidí ignorarlo ya que tenía otras cosas en mente. Como el aire tibio que acarició mi pecho desnudo cuando Jungkook quitó mi suéter y camiseta al mismo tiempo antes de volver a envolverme con sus brazos. Cuando sus labios encontraron un camino hacia abajo, sobre mi cuello y hombro, muchas de las referencias a las relaciones escuchadas en mi pasado tomaron coherencia ante mi.

Socialmente Torpe [KookJin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora