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JUNGKOOK.

Di un salto atrás e intenté disimular que no estaba asustado mientras pensaba en algo para aliviar la resaca de SeokJin. El chico estaba devolviendo su estómago en el inodoro mientras variaba entre inclinarse sobre el mismo y arrojarme miradas fulminantes. Solo estaba esperando que su cabeza comenzara a dar vueltas y su vomito se volviese baba verde. Jesús, sólo había querido darle un poco de diversión, ¿qué tenía eso de malo?

No solo el chico tenía tolerancia cero al alcohol sino que la resaca estaba siendo una perra con él y como yo había sido quien le había dado la botella... bueno, me merecía la mala mirada pero estaba intentando ayudarle, no era necesario que me mordiera cada vez que intentaba acercarme.

—Creo que me estoy muriendo —susurró con un puchero en sus labios antes de arrojarme una mala mirada—. Y es tu culpa.

—No te estás muriendo, solo tienes resaca.

Lo observé apoyar la frente sobre su mano aferrada al inodoro por un momento—. Resaca, malestar que padecen al despertar aquellos individuos que hayan bebido alcohol en exceso.

—¿Esa es la definición del diccionario? —pregunté sorprendido.

Asintió sin mirarme. Acercándome a uno de los muebles, tomé una toalla y lo humedecí, acercándome a él y obligándolo a subir la mirada, pasando el paño suave por su rostro. Su ceño seguía fruncido en mi dirección, aun así, no me detuve de seguir humedeciendo su piel.

—Te odio ahora mismo —susurró.

—Lo sé.

Lloriqueo suavemente—. Me duele la cabeza.

—Lo sé, cariño, lo siento mucho, no volveré a ofrecerte alcohol en lo que resta de mi vida. —prometí con  suavidad,  jalandolo  suavemente  hasta  que  estuvo  acomodado  sobre  mi  regazo,  con  la  cabeza apoyada en mi pecho y los ojos cerrados—. ¿Realmente no quieres probar mi remedio casero para la resaca?

—No confio en ti, me quieres matar.

Me mordí el labio, conteniendo la risa—. ¿Qué te llevó a esa conclusión?

—Atentaste contra mi vida al ofrecerme esa bebida asquerosa —susurró—. Y ahora me estoy muriendo.

—No te estás muriendo —aseguré, pasando una mano por su cabello, lo alejé de su rostro—. Solo tienes que... dormir la mona.

—¿Uh?

—Quiero  decir  que  tienes  que  dormir  por  unas  horas  hasta  que  la  resaca  ceda  —explique  con suavidad—. Verás que te sentirás mejor al despertar.

Se removió inquieto sobre mis muslos, extendiendo sus piernas sobre el suelo de cerámicas y sus manos contra su pecho—. No quiero dormir, aun es de día.

—¿Eso qué tiene que ver?

—Solo los animales nocturnos aprovechan las horas solares para retozar, ¿me viste cara de ratón de campo? —masculló con fastidio—. No voy a dormir.

—Entonces probarás mi brebaje casero para la resaca —me puse de pie con un poco de dificultad pero sin dejar ir mi agarre sobre él—. ¿Quieres asearte primero?

Sentí su cabeza moverse positivamente contra mi pecho. Colocándolo sobre sus pies frente al lavabo, lo observé limpiarse mientras pasaba mis manos a través de su cabello en un intento de ponerle orden. Los mechones color caramelo estaban en todas direcciones, casi parecía que el chico hubiese tocado un toma corrientes con sus dedos.

—Deja de tocarme —balbuceo mientras se alejaba de mi toque. Miré su rostro a través del espejo, la espuma blanca rodeando su boca.

—No sé si estás tan tosco por la resaca o es natural en ti. —bromeé.

Socialmente Torpe [KookJin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora