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SEOKJIN.

-¡Jin! ¡Jin! ¡Jin! -los golpes sobre la puerta principal acompañaban mi nombre como si fuese algún tipo de canción.

Gruñendo bajo, coloque el marcador entre las hojas del libro en mis manos y lo cerré, dejándolo sobre la mesa junto a los demás que tenía planeado leer. El cántico con mi nombre siguió mientras quitaba la manta y me dirigía a la puerta. Reconocía la voz, por lo que no me moleste en ver por la mirilla y simplemente abrí.

Una mata pelinegra pasó frente a mi mientras el dueño gritaba a viva voz:- ¡Debo usar tu baño!

-Seguro, pasa -susurré al espacio vacío.

Cerrando la puerta, le pase el seguro y me dirigí nuevamente a la sala, recuperando mi libro. Mis padres habían salido a cenar fuera y Jihyo estaba... no me importaba mucho donde se encontraba, lo único que sabía era que no volvería a dormir a casa. Estaba contento por la tranquilidad momentánea, ¿qué rayos quería Jeongin? Esperaba que solo quisiera usar el baño y luego siguiera su camino.

Estaba hundido en mi lectura nuevamente cuando Jeongin apareció y se dejó caer a mi lado en el sofá.

Una gran sonrisa de hoyuelos en sus labios-. ¿Cómo está mi primito hermoso?

-No soy tu primo, no me digas hermoso y baja tus malditos pies de la mesa. -golpee sus piernas con mi libro para darle énfasis.

-Bien, eso responde a mi pregunta -hizo lo pedido-. Sigues siendo un maldito frígido.

Rodé los ojos, pero decidí ignorar el comentario-. ¿Qué rayos haces aquí?
-¿Aquí en tu casa o aquí en Seúl?

-Ambas -le arrebaté el mando cuando intentó encender el televisor-. Estoy leyendo, no prendas esa cosa.

-Ya leíste demasiado, es hora de matar algunas de tus neuronas con la mierda que pasan en la tele-aseguró, quitándome el aparato y encendiendo el televisor-. Y para responder tus preguntas anteriores, debo decirte que estoy muy enojado contigo, me mude aquí la semana pasada, como te dije que haría hace meses y vine a ver si seguías respirando. -me miró-. Sigo insistiendo en que necesitas un celular, no puedes estar incomunicado del resto del mundo de esta manera. Es difícil saber de ti.

-No necesito un teléfono, esas cosas solo sirven para distraerte -aseguré-. Y por lo anterior, para tu información si recordé lo de la mudanza pero tengo un maldito examen de educación física para el que debo entrenar y mi tiempo ha estado totalmente ocupado. Lo siento.

-Y por esto necesitas un celular, podrías haberme enviado un texto diciéndome esto y no me habría preocupado por ti.

-No voy a comprarme un teléfono. -le di una mirada triste al libro, sabiendo que no iba a poder seguir con mi lectura ahora que Jeongin estaba conmigo.

-Deja de mirar con pena el libro y mejor prestame atención a mi, tu primo querido que te ama con la vida y necesita un consejo.

Solté un suspiro, decidiendo que recordarle que solo eramos primos porque su madre se había casado con mi tío ya teniendolos a él y a su hermana, era un caso perdido. Así que dejé el libro sobre la mesa nuevamente y le presté toda mi atención.

-¿Qué te sucede?

-Me gusta un chico. -soltó de golpe luego de unos segundos de silencio.

Lo miré fijamente por un momento antes de soltar un bufido y tomar mi libro nuevamente-. Suerte con eso.

-¿Solo vas a decirme eso? ¿No vas a preguntarme qué tipo de consejo necesito?

-¿Vas a pedirme consejos románticos? ¿A mí? -le dediqué una mirada incrédula-. ¿Has estado inhalando algún tipo de químico que pueda estar afectando tu habilidad de razonamiento?

Socialmente Torpe [KookJin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora