Ocho

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A la mañana siguiente, Harry fue el primero en despertar. Cuando vio a Louis frente a él se encogió entre las cobijas y buscó su chupete para no hacerle ruido y dejarlo dormir.

Se acercó a su rostro y acarició sus facciones delicadamente y cuando lo veía removerse o hacer gestos apartaba rápidamente la mano.

Soltó un suspiro suave y miró a su alrededor, entreteniendose en los dibujos de su habitación y abrazando a su peluche, su pancita comenzó a sonar por comida e hizo un puchero aún con el chupete en su boca.

— Lou — Lo llamó bajito, pero no hubo respuesta.

Se puso boca abajo en la cama, sobre sus codos, y acarició el cabello de Louis, recostando su cabeza en su estómago y continuando con las caricias.

Sonrió cuando el movimiento de las respiraciones de Louis le movían la cabeza y dejó un besito ahí, su estómago volvió a sonar.

— Lou — Volvió a llamar, con más insistencia — Quiero comer, hace ruidos— Hizo puchero y tocó su pancita hambrienta.

El ojiazul se removió y soltó un quejido, estiró sus brazos y abrió los ojos poco a poco. Se sobresaltó cuando vio la luz matutina en una habitación que no era la de él.

Harry se irguió un poco asustado por el movimiento repentino y se quedó en medio de la cama con Bubba en su pecho y lo veía, tratando de entender que era lo que lo había hecho saltar.

— Cielos dormí demasiado, es tardísimo — Louis revisó la hora en su teléfono y se dio cuenta que iban a ser casi las diez de la mañana.

Era inútil tratar de llegar a la escuela a esa hora, pero lo que más lo asustó fue ver las más de quince llamadas perdidas de su madre y muchos mensajes en su teléfono los abrió y leyó uno por uno.

La mayoría era donde le preguntaba en dónde y cómo estaba pero lo tranquilizó al menos un poco el último, el cual decía "Ya me dijo Anne, hablamos en la casa"

— Louis — se giró para ver a Harry, despeinado, con sus mejillas sonrosadas y ojitos adormilados, le tendió una mano y Harry la tomo con esa cierta timidez que ya lo caracterizaba — Perdón bebé, es que se me hizo tarde.

— ¿Te vas?

— No, no amor, me quedo. Igual es inútil ir a la escuela a esta hora.

Harry sonrió ante el apodo y asintió. Cubrió su estómago que aún sonaba y Louis lo notó, le sonrió después de descubrir que no le incomodó.

— Tienes hambre, hay que ir a la cocina.

Ambos se dirigieron a la cocina y Louis ayudó a sentarse a Harry en la encimera mientras trataban de no hacer ruido para no despertar a Anne.

— Y bien ¿Que se te antoja? Huevos revueltos, hay algo de carne aquí que...

— ¡Rueditas de colores!

Louis vio al rizado señalar la caja de Frootloops con entusiasmo.

— Pero primero algo salado, Hazz.

— Pero yo quiero — Balbuceo.

— Ush, no me hagas esa carita — Le apretó las mejillas con sus manos y vio su boquita de pescado, se acercó a besarle solo la nariz.

Le sirvió el cereal en un platito con dibujos de muchos colores y él también se sirvió un poco. Lo miraba comer bastante tranquilo mientras tarareaba alguna canción infantil Louis lo miraba de reojo para asegurarse que comiera bien todo.

— Hazz, ¿Quieres ir por un helado?

Harry sacó la cuchara de su boca y negó haciéndole un puchero.

— Aquí — Dijo, bajito.

— Un ratito bebé, podemos ir por el helado y volver a hacer lo que tu quieras. Luego yo tengo que ir a mi casa.

El rizado se lo pensó un rato, y terminó su cereal.

— Hay personas.

Louis lo miró y Harry se acercó a él para que limpiara su boca como era costumbre.

— Es temprano, la gente está en la escuela o trabajando, te prometo que no habrá demasiada ¿Confías en mi, Hazz?

— Confío en ti — Asintió más animado y luego lo abrazó — Te amo Lou.

— Te amo también, pequeño osito — Dejó un beso en su mejilla y luego le dio una palmadita en el brazo.

— ¿Llevo a Bubba?

— Lo que quieras peque. Ve a alistar tus cosas ¿Si?

Harry asintió y salió corriendo de nuevo a su habitación, se encontró a Anne en bata de dormir cruzando la sala, así que la abrazó y le contó que iría con Louis por helado antes de volver a correr a su habitación.

Louis vio a Anne entrar y le saludó.

— Buenos días Anne, me quedé dormido ayer — Dijo, apenado.

— Me di cuenta, entre a la habitación y los vi tan cómodos que no quise despertar a ninguno — Ella le sonrió de lado y se puso a preparar café.

Ninguno dijo más y Louis comenzaba a ponerse nervioso e incómodo, sentía que debía decir algo, específicamente una cosa, pero no se atrevía.

— Anne — Tomó valor.

— Dime cariño.

— Yo... ¿Estaría bien si... — Frotó sus manos entre sí — Es que Harry me...

— Ya lo sé — Lo interrumpió, soltando una risita, Louis se puso pálido.

— ¿Y-ya lo sabes?

— Sabes... La gente es cruel Louis, y es por eso que a Harry no le gusta salir, no lo entienden. Pero se que lo vas cuidar, así que está bien.

Louis frunció el ceño.

— ¿A que te refieres?

— Al helado, Harry me dijo que lo llevarías por uno ahorita.

El ojiazul respiró y asintió.

Tal vez no era el momento.

bubba bear • larry softDonde viven las historias. Descúbrelo ahora