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Se le prohibió salir de casa durante los días sucesivos, su padre y el tío volvieron a levantar la cerca para dividir la propiedad de ambas casas.

Algunas noches lograba escapar de la estricta vigilancia que mantenían sobre él, corría por el jardín y buscaba incesantemente alguna ranura en la valla de madera, era demasiado alta como para saltarla, de modo que solo podía tratar de desprenderla como había hecho hace tantos años, sus dedos sangraban cada vez, nunca tuvo éxito.

Lan Zhan permanecía junto a la cerca, imaginaba que ésta no existía y en ocasiones podía jurar oír la voz de Wei Ying al otro lado.

Todos los días se apoyaba contra esa pared hasta que el dolor en su corazón se anteponía a su razón y terminaba por quedarse dormido, jamás se explicó cómo volvía a su cama cada noche.

Cuando llegó el día en que Wei Ying cumplió años, su madre entró a su habitación sigilosamente y le tendió su teléfono, en la pantalla pudo observar el rostro de su amigo deformarse en una mueca dolorosa nada más verlo, Lan Zhan no pudo decir nada, sus sentimientos lo traicionaron, se perdió en la imagen de la pantalla, contaba los pixeles de colores que mostraban su cara y no le gustó, no le hacían justicia a la belleza del contrario deseó poder estar junto a Wei Ying, abrazarlo y desearle feliz cumpleaños, prometerle que estará siempre a su lado y que nunca lo abandonará.

Tomó el teléfono y se acostó junto a él, Wei Ying tampoco terminó la videollamada, durmieron con el sonido de la respiración contraria acunándolos, imaginando que la situación era diferente, que nada había cambiado y que el último beso de despedida sí había sucedido.


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Los padres de Wei Ying se mudaron, llevándose a su hijo y la mitad del corazón de Lan Zhan con él.

Él fue enviado a un internado en las montañas, alejado de todo lo que conocía, no importó cuánto se opuso su madre, su padre no cedió y Lan Zhan se fue.

La institución había pertenecido a su familia por generaciones, era tan antigua que nadie podía recordar con exactitud cuando fue creada.

Al llegar a aquel lugar por primera vez, los otros estudiantes se acercaron instintivamente, Wei Ying le había dicho en una ocasión que su alma era tan buena que tendía a atraer a las personas con su luz, Lan Zhan casi nunca le negaba algo, sin embargo, esa vez quería decirle que estaba equivocado, que él no era quien encandilaba a todos con resplandor propio, sino Wei Ying, desafortunadamente, no tenía la oportunidad de hacerlo.

Se vió obligado a seguir una rutina aún más estricta que la que su padre le imponía en casa, ya no podía esperar pacientemente el amanecer, consciente de que Wei Ying abriría los ojos a su lado tras sentir los primeros rayos del sol, su día ahora comenzaba a las cinco de la mañana, cuando todavía el alba todavía no despuntaba en la inmensidad del cielo; Lan Zhan no tenía el privilegio de revolotear por la cocina, buscando aperitivos que pudiera compartir con Wei Ying, todas sus comidas tenían horarios establecidos y estaban cronometradas.

No entendía la extraña filosofía de la escuela, todo le resultaba ajeno e infinitamente lejano, oía las voces de las personas a la distancia pero las palabras no alcanzaban a tocarlo.

Se preguntaba si su hermano estaba bien, afortunadamente, no había cometido el mismo error que Lan Zhan y no se había visto forzado a dejar su hogar, tal como hizo él. No entendía por qué su padre y el tío se oponían tan vehementemente a la amistad con Wei Ying, no había nada malo en su relación.

Lan Zhan aún se sentía culpable por las duras palabras que recibieron los padres de Wei Ying, a pesar que la tía Cangse le aseguró que no importaba, que nada de lo que pensaban los adultos era culpa de ellos, no podría evitar pensar que la situación se fragmentó por su culpa.

WangXian One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora