⊰᯽⊱┈──╌❊╌──┈⊰᯽⊱
Mientras el ocaso del día moría con un último suspiro, en el crepúsculo de un mundo ajeno, Daelo se encontraba en medio de una disputa de reconocimiento. Un hombre robusto, con la rudeza del trabajo diario marcada en su piel y ropas modestas, se presentó ante él con una interrogante en los ojos.
—¿Puedes repetirnos nuevamente quién eres? —Su voz tenía el eco de la sinceridad, el genuino interés de conocerlo—
Con un suspiro de exasperación y una pausa teatral, Daelo respondió:
—Ugh. ¡Daelo Ninsir 𝕷ᴉn͜͡ꏳቿɹ.!—El nombre fluyó de sus labios, acentuando cada sílaba con precisión.—
Sin embargo, la atmósfera se tornó densa cuando, por quinta vez, un zumbido misterioso y burlón parecía jugar con el aire, opacando su presentación. Un juego del destino, una travesura cruel, o tal vez magia; el apellido del hijo del archiduque se veía eclipsado una y otra vez.
El silencio incómodo que reinaba fue interrumpido por un hombre de porte imponente, ataviado en un conjunto monocromático contrastado por guantes.
—El espejo ha hablado, joven; no hay registro alguno de tu tierra, no en este mundo.
El ambiente se tiñó de un frío desconcierto, un escalofrío de realidades entrecruzadas. Daelo, sin embargo, a pesar de la sorpresa, logró reponerse con un aire de dignidad y desafío, especialmente al darse cuenta de la esencia mágica del lugar, algo que en su mundo había sido prohibido, temido y erradicado.
La confrontación continuó, con el director ofreciendo hospitalidad a cambio de trabajos domésticos, una oferta que Daelo rechazó con desprecio y orgullo. ¿Acaso su linaje le permitiría someterse a tareas tan mundanas? Por supuesto que no.
Repleto de indignación, los adultos le amenazaron con echarle si seguía con aquel temperamento injustificado. Lo tildaron de inapropiado para esta escuela al no poseer ridículas capacidades mágicas elevadas de la escencia humana.
Los murmullos y cuchicheos llenaron la habitación discutiendo qué hacer con el joven, pero Daelo, con una mirada fría y penetrante, silenció todos los susurros. Aunque lejos de su hogar, en un mundo misterioso e inexplorado, el hijo menor del Archiducado no dejaría que nadie se interpusiera en su camino hacia el poder que reconstruiría.
—He sido arrojado a su tierra en contra de mi voluntad, y ahora pretenden echarme como a un perro. Ustedes, que alardean con sus varitas y conjuros, carecen de la gloria y el honor que yo poseo en mis venas.—Habló con su voz tajeante y altiva mientras se cruza de brazos y miraba con desprecio a los adultos que quieren echarlo de la escuela.—
—No estás en posición de hablar de esa manera —Recalcó el más anciano de todos, quien, a ojos del joven, era con el que mejor se podía dialogar.— Mucho menos tienes el derecho de criticarnos.
—No necesito derechos. Solo observo. Veo una escuela que languidece en la sombra de sus antiguos logros, dirigida por un hombre que prefiere eludir sus responsabilidades. —Dirigiéndose al director— ¿Qué ha hecho usted, 'director', para retribuir la grandeza a esta escuela?
La institución era vieja, se notaba por su estructura malgastada, detalle que no escapó de los ojos del noble.
—No tienes idea de cómo dirigir una institución mágica. —El director se puso a la defensiva mientras se rebajaba al nivel del menor y lo trataba de igual manera.—
—Puede que no. Pero sé lo que es liderar. Sé lo que es inspirar respeto y miedo. Sé lo que es empuñar el poder y la responsabilidad. Y tú, —Señalando al director— eres débil. Si quieren que esta escuela vuelva a ser lo que fue, necesitan alguien con verdadera fuerza y determinación. Alguien como yo.
ESTÁS LEYENDO
𝑬𝒏𝒊𝒈𝒎𝒂 - 𝑻𝒘𝒊𝒔𝒕𝒆𝒅 𝑾𝒐𝒏𝒅𝒆𝒓𝒍𝒂𝒏𝒅 (𝑴!𝑶𝑪)
FanfictionDe todas las cosas que podía poseer... Aquello que deseaba con ardor, un pensamiento caprichoso, se materializaba ante él, dispuesto como un tributo sobre una bandeja de plata. Mas entre las codiciosas ambiciones que yacían en su interior, había un...