𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑺𝒆𝒊𝒔

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Y en la mañana, Grim, con ardiente entusiasmo, saltaba y alardeana su poder de un lado a otro por el campus. Colgando de su cuello, una piedra mágica oscilante al ritmo de sus pasos, una recompensa que había obtenido tras ser admitido como un estudiante oficial en la escuela.

Aunque, para ser precisos, su estatus recaía en algún punto intermedio. Un estudiante a medias, podríamos decir. Mientras su otra mitad, erguida y semblante severo caminaba, mientras la sorpresa se apoderaba de él ante la inquietud latente en su pecho. Un cosquilleo de intriga que nunca había sentido en los campos de batalla. Una sensación desconcertante y a la vez fascinante, una emoción nueva que desafiaba su comprensión.

Y si bien la idea inicial fue de Daelo, este se encontraba intrigado por el motivo de su propia inclusión en esta travesía hacia las disculpas por el error de Trappola, acompañados por su otro compañero, Deuce.

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Los jardines del dormitorio de la Reina de Corazones revelaron un encanto inesperado. Una confluencia de simplicidad y exuberancia decorativa pintaron un cuadro distinto al que había imaginado. Siendo una reina de renombre, habría anticipado una ornamentación más elegante, una manifestación de su estatus elevado. En cambio, lo que se presentó ante él era una suerte de paisaje que podría haber sido forjado por manos aficionadas.

 En cambio, lo que se presentó ante él era una suerte de paisaje que podría haber sido forjado por manos aficionadas

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Las flores que dominaban la vista eran, predeciblemente, rosas. Aunque consideradas flores comunes, su despliegue en este entorno tenía un aura mágica que se resistía a ser pasada por alto.

Los arrebatos de pasión en forma de corazones y las rosas que habían sido dispuestas en una profusión aparentemente excesiva. Pero conforme su mirada se posaba en cada uno de esos elementos, comenzó a captar el relato detrás de ellos. No eran meramente decorativos; eran huellas de historias contadas, emociones que habían sido tejidas en la trama de la vida de la Reina de Corazones.

Grim, que había entrado en este reino ajeno con un aura de entusiasmo, parecía ver este entorno con los ojos de un niño en una tienda de dulces. La vitalidad y la asombrosa maravilla con la que abrazaba este jardín irradiaban una simplicidad a la que el joven no estaba acostumbrado en su mundo lleno de severidad.

—¡Hola, hola! ¿Qué se les ofrece? —Un animado joven les dio la bienvenida al dormitorio.—

En el semblante de Daelo se dibujó una expresión de nítida confusión al avistar al desconocido que, con un pincel en mano, trazaba sus trazos rojos sobre las delicadas rosas blancas del rosedal. En lo más hondo de su ser, sintió que era mejor no inmiscuirse en los asuntos de aquel estudiante, por lo que rehusó indagar acerca de la razón que lo llevaba a alterar la belleza natural de las flores.

Además, se hallaba incapacitado para descifrar las palabras que brotaban de los labios del desconocido, quien respondía al nombre de Cater Diamond. Parecía como si estuviera conversando en un dialecto ajeno, repleto de vulgaridades e insolencia. La efusiva actitud del chico provocaba en Daelo una incómoda sensación, llevándolo a optar por mantenerse al margen y permitir que los otros dos residentes se encargaran de entablar diálogo con su superior. No obstante, ciertas declaraciones resultaron imposibles de eludir, como las precisas exigencias para el color de las flores en cada evento, así como la inflexible decoración requerida para la próxima gran fiesta que tendría lugar en dos días.

𝑬𝒏𝒊𝒈𝒎𝒂 - 𝑻𝒘𝒊𝒔𝒕𝒆𝒅 𝑾𝒐𝒏𝒅𝒆𝒓𝒍𝒂𝒏𝒅 (𝑴!𝑶𝑪)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora