Capítulo 7.

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- ¿Seguro que escuchaste bien?, ¿Seguro que no es un chisme?- preguntó Hyunjin a su compañero.

- Es verdad. Yo hace unos días...- Yugyeom pensó antes de decirlo. Estaba a punto de delatarse- hace días regresé de sacar unas copias y... La puerta de mi jefe estaba entreabierta, pues escuché.

- Necesitamos pruebas- Baekhyun tomó la palabra- tú sabes, que si nos vas a contar un buen chisme, debe ser completo.

- Les digo que es verdad... Es más, Taehyung siempre llega primero que el CEO Nam, así que podemos sacarle la sopa- dijo Yugyeom, dando la vuelta para tomar el elevador y subir al último piso.

- ¿Y si no quiere hablar?, Sigo pensando que esto es un gran chisme o malentendido.

- Sólo hay que pensarlo. ¿Por qué regresó?, Saben que el CEO no perdona ni la más mínima falta, y su gente de confianza no sería la excepción... Y más para poner el ejemplo. Les digo que vamos.

*****

Días, porque buenos son los musculotes que se cargaba. Namjoon había amanecido feliz, contento, alegre, positivo, entusiasta... Perfecto, de manera inigualable.

Salió del elevador, pero había ruido. Un ruido familiar, un ruido ruidoso, ruido, ruidoso... Música. El autor intelectual de cometer ese crimen, sería castigado. La música le estresaba, sólo silencio.

Namjoon caminó rápidamente, ansioso de atrapar al culpable. Sin embargo, se sintió débil e inofensivo, al ver a Taehyung de espaldas, bailando y cantando, mientras acomodaba carpetas.

- ¡Me importas tú y tú, y tú... Y nadie más que tú!, ¡Ojos negros, piel canela. Que me llegan a desesperar!

- Parece que disfruta bien el trabajo, ¿No, Kim?- el mayor asustó a Taehyung, haciéndolo brincar y tambalearse con el peso de su propio cuerpo.

Namjoon reaccionó de forma rápida y tomó la muñeca de su asistente, sosteniendo el cuerpo más pequeño, en una posición como si de paso de tengo se tratara.

Ambos se quedaron viendo a los ojos, con las miradas perdidas en cada uno de ellos. La música seguía, pero la misma canción se repetía. Era la favorita del menor.

Que se quede el infinito sin estrellas
Y que pierda el ancho mar su inmensidad
Pero el negro de tus ojos que no muera
Y el canela de tu piel se quede igual...

Taehyung estaba estático, confiado en el agarre que el mayor ejercía en él. Quedó perdido en esos ojos negros, esa mirada imponente, pero preocupada por el momento, que también le hacía sentir cosquillas y seguridad.

Sentía la dominancia del mayor, pero no podía evitarla. Solo resistir. Solo sentía sus mejillas calentarse, y sin darse cuenta, uno de sus brazos viajó al cuello del apuesto CEO.

Por Namjoon pasaba lo mismo. Quedó embobado por las obras de arte, hechas facciones de su asistente. Esas lindas y suaves cubiertas de un color canela, que hacían acelerar su corazón.

Sus brazos apretaron aún más la cintura del menor. No dejándolo ir e ignorando el tiempo que estuvieran en esa posición. Su subconsciente le dominaba y sólo quería disfrutar la cercanía del momento.

Pero todo se vió interrumpido, cuando un grito a lo lejos, se escuchó. Como si de algo aterrador hubiera visto.

- ¡Oh mi creador!, ¡Es real!- exclamó Hyunjin, siendo su boca tapada al instante por Yugyeom y Baekhyun.

- ¿Qué es real?- Namjoon ya se encontraba cerca de los tres jóvenes, de manera intimidante, esperando la respuesta.

- Un... ¿Romance?, Entre el secretario Taehyung y usted...- susurró Yugyeom bajando la cabeza.

- Deberían de ponerse a trabajar. Agradezcan que sus jefes hablan maravillas de ustedes, porque si no, ya estuvieran de puntas en la calle. El señor Kim está aquí de nuevo, porque demostró ser una persona capaz y buena en su trabajo. Pero de ahí en fuera, es una persona como ustedes, un empleado más.

Sin más que decir, el trío de asistentes abandonó el piso. Namjoon se dió la vuelta y pasó de largo frente a su asistente.

- Apague ese ruido, por favor- dijo antes de meterse a su oficina- oh, espero el borrador del balance de este mes y en la tarde van a venir del acuario para traer un pez nuevo, Yoy murió hace unas semanas.

- ¿Cómo?, Yoy era joven. Tenía meses...

- Si, pero... Olvidé alimentarlo- dijo algo apenado, pero recuperó su mirada inexpresiva- empiece a trabajar. El tiempo es oro.

Namjoon sin más, se metió a su oficina. Dejando sin palabras a Taehyung, que sólo asintió y comenzó sus labores.

*****

Todo el día se la pasó pensando. Dos cosas habían ocupado su mente; la primera era que Yoy había dejado este mundo, todo por culpa del irresponsable de su jefe, lo peor es que sin sentimiento alguno lo había aceptado.

Lo segundo era, el incidente que sucedió en la mañana, cuando los tres asistentes más populares del corporativo, habían visto como el CEO y él, se encontraban en una posición algo... Comprometedora.

Yendo al fondo del asunto, la respuesta fría de su jefe, le rondaba en la cabeza. Sólo era un empleado más, ¿Por qué dolió?. No quería ser sentimental, pero ayer su jefe parecía un poco atento a él, y hoy había vuelto a ser el hombre frío de siempre.

Pero a pesar de esa personalidad tan rara, distante, tan fría, aveces cruel... Llamaba su atención, no lo iba a negar. Pero se sintió ofendido, algo bastante indescriptible a su parecer, poca cosa se había sentido. Y el hecho de que el CEO le haya buscado por ser dócil y prácticamente un perro fiel, y no por la verdadera calidad de trabajo... Sentía horrible.

Además de que por un momento, se había sentido... ¿Especial?. Tal vez sólo era su imaginación.

Ahora mismo, Taehyung bajaba por el elevador. El día acababa y quería llegar a casa.

El recordatorio de sus crueles palabras, llegó, pero pegó como si de un platillo volador de plástico, un boomerang se tratara. Porque le dolió bastante.

Lo había hecho mal, ahora mismo se arrepentía de lo que había expresado esa mañana, se sentía un doble cara.

No podía negarlo; la cercanía a su secretario le brindó unas sensaciones bastante placenteras en el bien sentido de la palabra, pero la manera en que se refirió a él ante esos secretarios chismosos, le hacía lamentarse.

De verdad que su intención no era menospreciar a su asistente. Porque Taehyung era indescriptible, era... Demasiado. Era único, era alegre, ocurrente, carismático, era... Él.

Pero más vale tarde que nunca, debía aclarar las cosas. Había escuchado al menor salir hace unos minutos, así que iría tras él para disculparse.

Namjoon llegó a planta baja, pero justamente al salir del edificio, vió a su asistente subir al mismo carro rojo del que hace días le vió llegar.

Sintió su garganta cerrarse y sus ojos pesar. ¿Por qué comenzaba a punzar?, ¿Por qué el dolor iniciaba a hacer presencia?

Piel Canela. |NamTae|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora