Capítulo 9.

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¿Si estaba encantado?, Por supuesto que sí. Estaba inspirado y había preparado un desayuno exquisito a simple vista. Ya quisiera la Reina Isabel tener a un cocinero cómo el.

Un humilde desayuno constituido por: huevos revueltos con tocino y jamón, hot cakes, fruta picada, jugo de naranja y leche con chocolate. Sin contar los complementos como crema de avellana y leche condensada.

Magnífico para sus ojos. Su creación era inigualable. Era sábado, día de descanso y había planeado muchas cosas que hacer con su hermana pequeña.

Después de todo, ya tenía casi tres meses que no convivía tan cerca con Jennie. Ahora que no tenía tanto trabajo, podría darse el lujo de consentirse a si mismo y a su hermana.

Jennie acaba de salir de su habitación, pero que... Belleza. Se levantó con los cabellos alborotados como si de una melena de león se tratara. ¡Por todos los cielos!, Casi se desmaya Taehyung, por un momento pensó que se encontraba con algún ser de otro mundo... ¿La mujer sonriente del metro quizás?

- ¡Ahg!, ¡Me siento terrible!- exclamó Jennie, fingiendo dolor, casi rasgando su garganta- me siento como si me hubieran dado la cogida de mi vida.

- Gracias por los detalles, Jenifer- dijo Taehyung, con tono de voz y mirada de juicio.

- ¡No me digas Jenifer!, ¡Soy Jennie, no Jenifer!, ¡Me dices Jenifer cuando hago algo malo, y no he hecho nada mal!- exclamó molesta, acercándose a la mesa donde el mayor servía leche- ¡Uy, huevito!

Iba a acercar su mano al plato, se le hizo agua la boca. Quería probar, se veía y olía delicioso de cerca; sin embargo, su hermano le dió un manazo.

- ¡Así no!, ¡No vas a tocar con tu manita mugrosa mi comida!

- ¡Pero tengo hambre!- un puchero invadió los labios de Jennie.

- Lava tus manos y tus dientes primero, después, puedes venir y sentarte- El castaño levantó su dedo índice señalando al baño.

- ¡Pero si me lavo los dientes, la comida no me va a saber a nada!- Jennie al ver que su hermano no cambiaba de opinión, rendida, caminó al baño.

*****

¿Era tan posible ser tan apuesto para un sábado?, Claro que sí, y Namjoon lo sabe. Después de mirarse en el espejo, si fuera narciso no dudaría en enamorarse de sí mismo.

Magnífico. Vestía un pantalón de mezclilla junto una camisa azul marino que con dos botones desabrochados del cuello para abajo y unos toques de loción.

Bajaba las escaleras de cristal de su gran casa, hasta toparse sorprendido con su padre que tomaba una copa de vino, viendo por el ventanal de la sala.

- ¿Saldrás?- preguntó su padre, un hombre de 60 años, cabello canoso, ropa entre el término casual y formal.

- ¿Pasa algo?, ¿Hay algo malo en mis decisiones?- preguntó, alejándose para ponerse los tenis de diseñador que combinarían con sus ropas.

- Dudo mucho que vayas a salir a divertirte con tu amigo, el proletario de recursos humanos... Ese tal Wang.

- Jackson se llama, y es el jefe de recursos humanos, el responsable de las eficientes contrataciones que durante la últimos años han dado mejores resultados en la compañía, que tus 30 de mandato.

- ¡No quieras comparar mi trabajo con el tuyo!- aventó la copa, molesto, al piso- yo, le dí prestigio a la compañía, tuve que luchar con el mercado nacional para que pudiera ser aceptada la marca...

- Sólo eso. Porque durante mis cinco años bajo el mandato en la compañía, hemos llegado hasta el continente americano y europeo, se han generado más del 30 porciento de empleos extra, se redujeron deudas con los proveedores de materia, ¿Qué tan lejos llegaste tú?

Piel Canela. |NamTae|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora