El comienzo de una nueva historia

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Joseph Joestar, el querido nieto de Jonathan se encontraba en Estados Unidos, como siempre causando estragos, esta vez para defender a un chico que le habia robado la cartera. El no era como su abuelo, un caballero dispuesto a ayudar a todos y noble con las damas, pero aún así no le gustaba las injusticias y a pesar de que el chico le hubiera robado, la manera en la que los policías intervinieron fue demasiado bruta para un muchacho como el. La abuela Erina siempre se preguntaba porque no había salido a Jonathan y siempre que se metía en líos le decía que se parecía a su abuelo Dio, siempre haciendo trucos sucios. El no era muy unido a su abuelo pues era muy cerrado y casi no salía de casa, pero le tenia estima.

Los Joestar son una familia rodeada de desgracias, o al menos eso es lo que siempre le decía la anciana. Ella le contó que cuando era un bebe sus padres, entre ellos su hija, habían muerto en un accidente aéreo, que su tatara abuelo falleció por una enfermedad sin cura y sus abuelos sufrieron otro accidente también, pero en un barco mientras viajaban a Estados Unidos justamente, para celebrar su luna de miel. Esta desgracia había dejado a su abuelo Jonathan en coma, y si no hubiera sido por su esposo habría muerto allí. Dio, destrozado tuvo que seguir por el bien de su hijo George II, sin embargo, cuando descubrió que había fallecido, se volvió mucho más lúgubre y distante. Estos sucesos habían hecho que el chico se hubiera criado con Erina y gracias a esto siempre habían sido muy cercanos. Aparte de ella también estaban los señores William y Robert Zeppeli-Speedwagon. Ellos también eran amigos cercanos de sus abuelos, pero como vivían en Estados Unidos, hacia mucho que no los veía. Aunque tampoco sufría mucho por verlos una vez cada cuántos años, porque verlos a ellos normalmente significaba ver a Ceasar Anthonio Zeppeli, su nieto, y eso sí que no le gustaba nada. Siempre les habían intentado convencer de que se hiciera amigos como sus abuelos pero no funcionaba. Ellos siempre se han caído mal. Justo por esto mismo cuando Speedwagon les pidió a la abuela Erina y a el que viajarán a Estados Unidos para verlo, rezo para no encontrárselo. En realidad cuando Robert se casó con William adoptó su apellido pero públicamente sigue llamandose Speedwagon por obvias razones.

-Oye Abuela, ¿enserio nunca has tenido pareja?

- ¡Esas cosas no se les pregunta a las damas Joseph!

-Si perdona, pero siempre me he preguntado si, bueno... ya sabes, el abuelo Jonathan lleva muchos años en coma y me preguntaba si Dio y tu...

Cuando la mujer entendió hacia donde se dirigía la pregunta comenzó a golpearle con su sombrilla.

-¡Como te atreves a insinuar algo así! Jonathan aun esta con vida y Dio nunca le seria infiel, eres un sinvergüenza.

-¡Perdón Abuela, perdóname, ya basta ¡Ay!- Repetía el chico mientras intentaba escudarse con sus brazos.

Smokey los miraba perplejo, intentando agarrarse al taxi para no golpearse, pues por culpa de los golpes de Erina, el automóvil se movía de manera muy violenta. Al final llegaron al restaurante donde acordaron verse con el hombre y allí se encontraba el, con su característica cicatriz, pero con el cabello corto y grisáceo.

-¡Erina, Joseph! Que alegría volver a veros.

-Lo mismo digo Robert, espero que todo te haya ido bien en estos últimos años, casi no nos enviamos cartas.

-Tienes razón, pero tampoco es que tenga mucho que contar...

El anciano paro de hablar cuando notó que entre ellos había una persona que no tenía prevista y lo miro con curiosidad. Al notar su mirada, Smokey se puso nervioso y al ver esto, el castaño decidió presentarlos.

-Este es Smokey, un amigo que he hecho aquí. Smokey, este es el señor Speedwagon.

-Han pasado muchos años pero aún no me acostumbro a ese apellido jaja, bueno como sea, encantado de conocerte joven.- Le miro con una gran sonrisa y le estrecho la mano.

-Igualmente
Señor Speedwagon.

Al separar su mano de Smokey, el rostro del hombre se volvió serio en cuestión de milisegundos.

-Bueno, ahora debo contarles porque os he pedido venir aquí, y es que esto no se trata de un simple reencuentro, si no que es mucho más serio.

Después de entrar al restaurante y tener un desagradable encuentro con un señor hijo de puta, que fue resuelto gracias a Joseph, quién lo puso en su lugar, Robert les contó lo que ocurría.

Les contó cómo el y su fundación habían descubierto una persona petrificada en una cueva muy extraña. Como el, William y algunos miembros de la fundación especializados fueron a encargarse de ello, pero no solo tuvieron que tratar con el sino que al parecer, los nazis también tenían sus ojos puestos en el. Mientras contaba como su esposo se estaba encargando de todo ese asunto, alguien entro al restaurante y se acercó a la mesa en la que ellos se encontraban. Le aquel hombre de traje y aspecto de mafioso se acerco al Robert y le susurro algo al oído, que hizo palidecer al hombre.

-Denme un segundo por favor.- Se excuso mientras se levantaba rápido de la mesa.

A paso rápido se alejo detrás de el extraño dejando a los tres extrañados por lo que podría haber pasado. No paso mucho tiempo hasta que volvió y se sentó donde antes había estado. Todos podían notar su rostro lleno de angustia y no tardo en explicar que era eso que lo tenia tan agitado.

-Acabo de recibir noticias de que William esta en problemas. Los nazis lo han capturado. Me temo que vamos a tener que dejar todo esto para la siguiente vez. Realmente lo siento, pero me tengo que retirar.

Al escuchar esto la mujer se asustó mucho y la angustia recorrió todo su cuepo. Speedwagon intento levantarse de la silla, pero Joseph le sujeto del hombro. El hombre de la cicatriz subió la mirada para mirar al joven y vio una seriedad que pocas veces había visto en el.

-Déjame encargarme de esto Speedwagon.

-¡Estas loco Joseph!

Todos estaban desconcertados por lo que estaba pidiendo el Joestar, y sobre todo su abuela estaba muy preocupada, pues era consciente de que por mucho que se lo pidieran no cambiaria de opinion. Realmente estaba asustado por la seguridad de su nieto. Pero Robert no le conocía tan bien como ella y intento en vano convencerle.

-Lo siento Speedwagon pero esto ha hecho que la abuela Erina se asuste y aparte, no voy a permitir que nadie se meta con nadie de mi familia, aunque no sean de mi sangre.

Al escuchar esto, el anciano se rindió y termino dándole las indicaciones para que supiera adónde dirigirse. Sin malgastar más tiempo salió rápido del restaurante y se dirigió por su motocicleta.

En otro lugar de América, para ser exactos México

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En otro lugar de América, para ser exactos México. Unos nazis se encontraban haciendo experimentos con aquella extraña criatura, sin tener ni idea de el peligro a que se estaban exponiendo. También entre ellos se encontraba un anciano italiano rehén, que estaba siendo abligado a ver todo aquellos crueles experimentos.

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PERO QUE PASA CHAVALEEEES TODO BIEN TODO CORRECTO y yo que me alegroooooo

Porfin está aquí el primer capítulo de mi segunda historia!!!!! Debí de decir que me ha costado mucho escribirla y no dejaba de borrar y volver a empezar pero porfin me he decidido a dejarlo así. Sé que hos estaréis preguntando que donde esta Ceasar, pero tranquilos hijos míos. Todo a su tiempo.

Enamorando a un Zeppeli (CeaJose)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora