Bankotsu D'angelo la despreciaba y la adoraba al mismo tiempo , con toda su alma.
Ahi estaba ella, una mujer distinta. Sola. Viuda.
Viuda cuando debería haber estado divorciada
Alta, elegante, artificialmente serena. ¿Acaso habría amado a su marido alguna vez? Lo dudaba. Si lo había amado, debería haberlo dejado marchar. debería haberlo dejado irse con Kikyo en vez de haberse aferrado a un matrimonio que había fracasado hacia mucho tiempo.
Ajeno al viento cortante que llevaba ráfagas de lluvia contra su piel, Bankotsu estaba a cierta distancia de las personas que rodeaban la tumba.
Alimentaba la ira que iba creciendo dentro de el.
¿estaría su querida hermana tumbada en una cama de hospital, viviendo gracias a las maquinas, si aquella fría mujer vestida de negro hubiese cedido a las constantes suplicas de su marido para que lo dejase libre? Libre antes de que naciese un niño que ya nunca conocería a su padre, ni tampoco a su madre.
El dolor volvió a inundarlo y gimió con el sentimiento de perdida que tenia en el corazón.
El había ido ese día como muestra de respeto al hombre al que su hermana había amado. El hombre con el que había hecho negocios, al que había considerado un amigo. Pero pronto volvería al lado de su hermana, aunque ella ni siquiera se diese cuenta de que estaba allí.
Desconectarían el aparato que la mantenía con vida cuando hubiese nacido su hijo. Los médicos querían esperar lo máximo posible para que el niño naciese fuerte.
Intentaba decirse a si mismo que eso era lo que habría querido su hermana, que tato quería a su hijo y tanto deseaba que naciese.
Bankotsu entrecerró los ojos al sentir la lluvia y los fijo en la cabeza morena de la mujer a la que conocía solo de oídas. La viuda del hombre cuyo cuerpo sin vida acababan de enterrar en la tumba que había delante de ella, que estaba de pie, sola, y ni una sola lagrima corría por su piel pálida. Ni siquiera entonces, mucho después de que se hubiesen marchado las pocas personas que habían asistido al entierro, tenia la decencia de mostrar algún sentimiento de perdida.
La amargura y la furia se batían en el interior de Bankotsu. No había podido llevar a cabo la promesa que le había hecho a su madre en el lecho de muerte, muchos años antes, de proteger a su hermana. Ya era demasiado tarde para reparara el daño irrevocable causado por los caprichos de Kikyo.
Cuando se había enterado de su relación con un hombre casado, debería haber intervenido a pesar de saber que habría sido imposible parar a la testaruda de su hermana. No obstante, debería haber hecho algo para verla realizar su sueño de casarse con el padre de su hijo. Tenia que haber hablado con Aome Higurashi y haberla convencido para que aceptase que su marido quería acabar con su matrimonio.
Pero ya era demasiado tarde.
La vivida imagen del cuerpo de su hermana, inerte en una cama de hospital y, al mismo tiempo, lleno de vida, lo quemaba en la mente. No había conseguido proteger a Kikyo, pero no le fallaría a su hijo.
Bankotsu D'angelo nunca cometía dos veces el mismo error.
Criaría al niño como si fuese suyo, esa era la promesa que le hacia a Kikyo en esos momentos. Su hijo o hija recibiría todo su amor y, cuando llegase el momento, lo sabría todo acerca de su madre.
Las lagrimas le nublaron los ojos al volver a mirar a la mujer que había delante de la tumba.
No volvería a equivocarse.
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Amor y Venganza
RomanceAome Higurashi no había sabido nada sobre el adulterio de su marido... hasta que el había muerto dejándola completamente arruinada y a cargo del hijo que había tenido con otra mujer, que ahora luchaba por no morir. Por eso, cuando aquel guapo y mis...