Capitulo Diez

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      Racional o no, Bankotsu sabia que tenia cosas de las que ocuparse. El hecho de que Aome solo tuviese dos cosas que ponerse, y que ambas mas bien fueran para ir trabajar, tenia que solucionarse. 

      -¿Donde sueles ir a comprar ropa?

      Con el rabillo del ojo, vio que ella giraba la cabeza para mirarlo.

      -¿Por qué lo preguntas?

      -Porque no puedes seguir con solo dos conjuntos. 

      Podemos ir ahora a comprarte ropa.

      -¿Tenemos que hacerlo hoy?

      -No creo que pueda ocuparme de ti cuando Kikyo este en Auckland.

      A Aome le molesto el comentario, pero se mordió la lengua.

      -¿Entonces donde quieres que paremos?

      -Toma la siguiente desviación y yo te indicaré -respondió ella con frialdad, como si estuviese luchando por no decir ciertas cosas que era mejor no decir. Bankotsu sonrió para si, Aome estaba aprendiendo.

      Cuando volvieron al hotel, a Aome le alegro ver que ya estaba allí la lista del inventario de las cosas de la casa. Lo estudio con ojos experto, anoto las dimensiones de las camas de las distintas habitaciones, de las mesas, y empezó a hacer una lista de la ropa que iban a necesitar. No se dio cuenta cuando Bankotsu miro por encima de su hombro para ver la metódica lista de cosas que hacia falta en cada habitación de la casa.

      Cuando por fin se tomo un respiro para estirar los dedos doloridos, se dio cuenta que ya había oscurecido afuera. Bankotsu estaba sentado frente a ella, vestido de un modo mas informal que antes, con vaqueros oscuros y un polo color azul que resaltaba el color de sus ojos. Unos ojos que estaban clavados en ella.

       -Lo siento, ¿has dicho algo? -pregunto a Aome.

      -No. No he dicho nada . Solo te estaba observando. ¿Has terminado?

      -Por ahora. Creo que se lo que hay que comprar y lo que podemos quedarnos. Me gustaría cambiar la ropa de cama y las toallas. Podemos dar lo que no queramos a los refugios para desamparados.

      Bankotsu la miro sorprendido.

      -¿Que pasa? -quiso saber ella.

      -Nada. Solo esperaba que tirases lo que no querías, no que lo distribuyeses por ahí.

      -Eso seria un terrible desperdicio.

      -Estoy de acuerdo contigo -admitió el observando su rostro cuidadosamente, haciéndola sentir como un insecto debajo de un microscopio.

      -¿Que ocurre? ¡Por qué me miras asi?

      -Te molesto que no te dejase pagar la ropa de el bebe. ¿Por qué? -Bankotsu se echó hacia adelante y apoyo los antebrazos en sus rodillos, acercando mas su rostro al de ella, invadiendo su especio vital con el poder de presencia.

      -Porque quería comprarla yo, eso es todo -dijo Aome apoyando la espalda en la silla. No tenia ganas de contarle su vida en esos momentos. ¿Cómo iba a entenderle él ?.

       -Creo que no me lo estas diciendo todo -insisto él.

      -Está bien, si insistes. Cuando asumo un proyecto, lo hago al cien por cien. Quería poder darle al bebe algo mío -no algo que hubiese comprado con el dinero que iba a darle él por aceptar la custodia. Aome lo había perdido todo durante la ultima semana, su vida anterior se había derrumbado. Comprar cosas sencillas para la sobrina de Bankotsu era lo mas parecido a la maternidad que iba a poder hacer, y el no se lo había permitido.

Amor y VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora