Capitulo Catorce

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      Cuando el sudor se secó en sus cuerpos y su corazones recuperaron el ritmo normal, Aome pensó sus palabras cuidadosamente. Todo su futuro  dependía  de la respuesta que le diese Bankotsu. Si el deseo que sentí por ella le servía de indicación, esperaba que sus sentimientos pudiesen reflejarse en dicho deseo. Pero nunca lo sabría si no se lo preguntaba. Y, de repente, necesitaba saberlo.

      -¿Bankotsu?

      -Ummm -el se acurruco contra su cuello y Aome pudo sentir como sonreía.

      -He estado pensando.

      -¿Si? 

      Él se aparto un poco, y Aome tuvo un mal presentimiento. No hizo caso del mismo y decidió continuar.

      -Si. Acerca de la custodia de Bella.

      Se dio la vuelta para mirarlo a la cara, para intentar juzgar por su expresión como de bien se tomaba su sugerencia.

      -Continua -dijo el con cautela y algo de desconfianza.

      Aome respiro profundamente antes de seguir.

      -Nunca pensé que me enamoraría de ella. Me ha robado el corazón. Se que ahora mismo puedo hacer muy poco por ella, pero me gustaría ser parte  de su futuro. Quiero estar ahí para ella.

      Bankotsu se levanto de la cama y se quedo de pie al lado, como si fuese una estatua de mármol de Miguel Ángel. Frunció el seño.

      -¿Quieres decir que has cambiado de opinión?

      Aome se sentó frente a el. Hubo algo en su tono de voz que le hizo recoger las sabanas, que tenia a la altura de la cintura, y cubrirse los pechos, como para ocultarlos de su mirada de enfado. ¿Qué era lo que había dicho que le había parecido tan mal? Era evidente que el debía querer lo mejor para Bella.

      -Sé que es lo que parece, pero piénsalo, Bankotsu. Bella necesita un padre y una madre. Ya ha tenido un comienzo bastante duro como para depender del cuidado de niñeras. Necesita a su alrededor personas que la quieran y que vayan a estar siempre a su lado.

      -¿Te refieres a estar a su lado como lo habrían estado sus padres? -preguntó Bankotsu moviendo una mano-. ¡Ya basta! Bella habría tenido a sus padre si Inuyasha no hubiese vuelto contigo el día de el accidente. Si hubieses sido una esposa de verdad, habrías sabido que había algo que no funcionaba en vuestro matrimonio. Debías haberle dado el divorcio cuando lo vuestro empezó a hacer aguas.

      -¿Como puedes decir eso? Yo no sabia que hubiese ningún problema. ¡Pensaba que él me quería! -y era verdad. Aome le había dado la oportunidad de separarse de ella cuando habían descubierto que era estéril, pero el se había negado.-. Siempre pensé que estaba trabajando cuando no estaba en casa. Si soy responsable de algo, es de no haberme dado cuenta de que el había empezado a apartarse de mi cuando supo que no podía tener hijos. No pude verlo porque estaba demasiado ocupada intentando sobrevivir a mi propio dolor.

      -¿Y por eso crees que te lo debe? ¿A su hijo? ¿Crees que te ha dado en muerte lo que no pudiste tener cuando estaba vivo? -pregunto el en tono acusatorio.

      La conversación no estaba yendo como ella había planeado. Bankotsu había tergiversado sus palabras. Si, era cierto que Inuyasha le había dado estando muerto lo que ella siempre había querido. Un hijo. Durante los últimos días, pasando tiempo al lado de Bella en la unidad de cuidados intensivos, había revivido el dolor de no poder tener hijos propios. Pero, al mismo tiempo, el bebe le había dado nuevas esperanzas.

      -No me entiendes, Bankotsu. Yo quiero a Bella. Quiero formar parte de su vida. Contigo. A tu lado, si tu quieres.

      -¿Y si no quisiera? Entonces, ¿qué? ¿Defenderías tu derecho a ser su tutora? 

Amor y VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora