Capítulo 7

8 1 0
                                    

Para Seungmin sus días tenían una misma rutina, con horarios fijos a cumplir. Nada podía salirse de su agenda, nada podía reprogramarse, todo debía salir perfecto. Despertaba a las seis de la mañana, le daba el primer medicamento del día a su madre, luego salía a correr por los laberintos y llegaba al gran salón real del ala principal para desayunar con sus hermanos a las siete en punto. A las ocho ya debía estar en el sector de la caballería real, entrenando hasta la tarde. Después de ello tenía sus clases de guitarra y a eso de las siete de piano. Volvía tarde a su casa, más aún si hacia planes con sus hermanos. Sus clases de música no eran todos los días, lo que le daba lugar a hacer planes con ellos, sobre todo Hyunjin y Jeongin. Había problemas que superaban los planes de su agenda, cosas que iban más allá de su control y que lo alteraban por completo. Quería escucharlos, consolarlos, estar ahí para cada uno de ellos, pero al mismo tiempo tenía una gran furia y frustración con todos sus hermanos, culpándolos a todos de aquel distanciamiento, de lo que sucedió esa noche, de las mentiras y traiciones. Nunca los creyó capaz, pensando con ilusión e inocencia que no serían como otros príncipes, como todas aquellas historias que había escuchado, que eran muy unidos y bajo ninguna circunstancia sospecharían entre ellos, conspirarían en su contra o pasaría siquiera por su mente herirse. En solo pensar en una guerra le causaba escalofríos. No encontraría estabilidad hasta sentir que todo estuviera seguro, y no en contante estado de alerta. Aquel día desquito toda su furia con su espada, peleando por impulso y con brusquedad. El ruido de las cuchillas chocar incentivaba más y más su furia.

- ¡Hey, hey! Basta, ¿Qué haces?- pregunto impaciente Wonpil. Fue entonces que volvió para sí, dándose cuenta que había perdido la capacidad de mantener sus impulsos reprimidos. Se veía algo perdido, mirando su reflejo ante la cuchilla de la espada, intentando reconocerse en este.

- Perdón, tengo muchas cosas en mente.

- Deberías estar aquí, conmigo. ¡No puedes estar distraído en medio de un combate! ¡¿Qué pasa contigo?! Tuviste grandes avances y eres el mejor de tu división, pero debes esforzarte más si quieres subir de puesto. No hagas perder mi tiempo si no tomaras en serio mis lecciones. Creí que querías ser líder de tropas.

- Y así es, lo siento- dijo cabizbajo, tan decepcionado como su maestro. Él lo observo algo preocupado.

- Sera mejor que lo dejemos hasta aquí, es suficiente- el menor afirmo con la cabaza. Su mirada estaba perdida, aún seguía preocupado- ¿Qué está ocurriendo? Tú no eres así.

- No puedo dar todo de mí, lamento decepcionarlo. Haga lo que haga no puedo evitar que pasen cosas malas, solo prepararme y asimilarlo.

- ¿De qué hablas?

- Mis hermanos- las palabras no salían de su boca, era difícil incluso admitirlo- Estamos mal.

Con solo escuchar esas palabras el caballero entendió todo lo que sucedía. Tenía esperanzas de que esos niños no pasaran por eso. Se sentó sobre un banco que estaba cercano a ellos e invito a Seungmin a sentarse a su lado.

- ¿Es muy grave?

- No creo que pueda hacer nada para detenerlos. No quiero perderlos- admitió con lágrimas en sus ojos. Wonpil poso su mano sobre su hombro consolando al joven.

- No sabemos que va a pasar, no debes precipitarte. Tus hermanos son algo tontos, pero estoy seguro de algo, son buenos niños, jamás atentarían contra sus vidas. No va a pasar a mayores.

- Eso no me da seguridad, necesito evitarlo, si pudiera saber que traman... no sé qué bando elegir ni a quien apoyar.

- Pues no elijas. Te prohíbo involucrarte en esto.

La maldición del ilegitimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora