Capítulo 10

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Había pasado tan solo una semana. Seungmin, Jeongin y Hyunjin habían logrado encontrar el lugar perfecto, una cabaña algo alejada de la aldea principal, más cercana al campo.

- Es acogedor- dijo Seungmin mirando el lugar. No había gas, no salía agua caliente y habían sido al menos tres las veces que Hyunjin y Yuna gritaron al ver las cucarachas que Jeongin iba pisando. La palabra acogedor escondía pequeño e incómodo y la palabra humilde representaba todo aquello que habían perdido y cuanto se les dificultaba adaptarse a ese estilo de vida tan poco cómodo. Era pequeño y oscuro. El invierno comenzaba a llegar y no estaban en la comodidad del castillo en sus cálidas habitaciones.

- Lo importante es estar a salvo- añadió Yeji intentando asimilar lo que ahora era su realidad- aún no vuelven- dijo preocupada mirando al reloj, el sonido de un trueno solo hizo crecer sus miedos. Luego miro hacia la habitación donde Jeongin se encontraba. En ese pequeño cuarto cuidaba de Minho. Se encontraba muy concentrado tomando su pulso.

- ¿Cuándo crees que despierte? - pregunto Ryujin, quien estaba sentada en una punta, del otro lado de la habitación, inmersa ante aquella oscuridad.

- Me gustaría tener una idea- dijo observando su rostro. Yuna entro a la habitación.

- ¿Hay noticias de Jisung?- pregunto Ryujin.

- No sé se sabe nada, ni de él ni de Hyunjin. Salió a buscarlo hace más de dos horas, estoy preocupada.

- Tal vez Bang Chan los encontró- dedujo Ryujin.

- Él no haría...

- ¿En serio? ¿Estás segura? - le respondió Jeongin de mala gana.

- Lo siento... nos cuesta a todos, ¿Sabes?

- Sí...disculpa- dijo cabizbajo.

Mientras esto sucedía Hyunjin y Jisung caminaban hacia allí en total silencio.

- Pudieron habernos visto...- dijo entonces Hyunjin.

- Lo sé...

- Si me hubieras dicho los habría traído por ti- añadió. Él sostenía a Soonie y Doonguie. Jisung a Dori.

- Lo sé...

- ¿Entonces?

- Es algo que yo debía hacer- Hyunjin no lograba soportar verlo así, era devastador. Llegaron a la casa a los pocos minutos. Los quejidos y retos de Seungmin se escucharon desde la habitación, alertando de su llegada a las jóvenes y a su hermano.

- Todo por unos estúpidos gatos.

- Los ama como a nada en el mundo, tienen que estar con él. Lo ayudaran a despertar- explico.

- ¡Eres un inconsciente! ¡Tu herida se abrió!

- Yo lo ayudo- dijo Jeongin yendo por el botiquin. Sus manos temblaban. Predecía otra discusión, como cada noche desde que convivían.

- Estoy bien- insistió.

- No, no lo estas. Lo más probable es que te suba fiebre, mira como llueve, mira la hora que es. ¿Crees que eres el único que sufre? Es mi hermano, crecimos juntos.

- No se notó cuando lo traicionaste.

- Hice lo que debía hacer, lo que cualquiera hubiera hecho.

- ¿Por qué no admites que estas de su lado?

- Te recuerdo que fui yo quien consiguió esta cabaña y que estoy aquí desde hace una semana.

La maldición del ilegitimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora