Capítulo 11

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Yeji siempre había sido una niña amable y correcta, toda una dama de clase. De entre sus hermanos siempre había sido la más cercana al rey. Estaba claro que tenía los vestidos más caros, los mejores perfumes, las joyas más hermosas y una gran fila de pretendientes. Solían hablar de ella como una joven perfecta, con inocencia, modales, una inigualable belleza y admirable elegancia. Sin embargo, solo le importaba la opinión de dos hombres, su padre y su hermano. No estaba junto al rey por lujos y regalos caros, tampoco era el prestigio, realmente lo amaba. Era frustrante admitir cuanto necesitaba su aprobación y atención. Sentía que de entre sus hermanos era la única que podía entenderlo y quererlo con sinceridad. A sus ojos no era un mal hombre, nadie notaba cuan estresante era tener un reino entre sus manos. Eran pocas las decisiones que tomaba por su cuenta a comparación de las que se veía obligado a tomar, que pocas veces complacían a sus hermanos. Incluso tras la herida que dejo la muerte de su madre se seguía convenciendo de que solo había sido forzado a hacerlo, pensando en cuanta culpa y pena podría estar sintiendo. Sabía el rencor que su hermano le guardaba, era por eso que solía decirle que iba a lo de Lia cuando quería visitarlo. No le gustaba mentir, pero sabía muy bien que no estar en casa era incluso beneficioso para él, quien también le escondía grandes secretos. Esos secretos evitaban discusiones, esos secretos los mantenían unidos, era la única persona que le quedaba, era quien más amaba en el mundo, no estaba lista para que todo saliera a la luz, pero podía intuirlo. Durante la última semana él la miraba con esos ojos llenos de lastima y culpa, discutiendo consigo mismo si acercarse o no, dudando de cada paso y palabra. Mientras acomodaba su cabello logro verlo desde el reflejo del espejo, la miraba entre ansiedad y nerviosismo.

- Estoy cansada de esto- admitió dando la vuelta- ¿Qué tienes que decirme?

- Es sobre nuestro padre.

- ¿Qué? - había sido una total sorpresa- ¿Qué pasa con papá?

- Hablo de... del biológico. Nuestro verdadero padre- hubo un gran silencio.

- No.

- ¿No qué?

- No quiero saber sobre él. Solo tuve un padre, y él está muerto- tomo de nuevo el cepillo y le dio la espalda, volviéndose a centrar en su cabello. Lo peinaba con tanta fuerza que comenzaba a arrancarse algún que otro cabello.

- ¿En serio? Él mato a mamá.

- Siempre lo pones como el villano. Nuestra madre lo engaño, aun así, el intento protegerla, pudo protegernos todos estos años. ¿Sabías que también debíamos morir verdad? ¡Ni siquiera podemos considerarnos bastardos! ¿Crees que el disfruto eso? ¿También crees que Bangchan está feliz con todo lo que paso ahora verdad?

- ¿Qué te pasa? ¿Desde cuándo estas de su lado? ¿Viste a Minho?

- Solo digo que es lo que un rey se ve obligado a hacer. Quiero que recapacites, quiero lo mejor para ti. El trono solo acabaría contigo, tal y como lo hizo con él. No puedes poner tu corazón por delante de una nación, y así eres tu. Tan frágil y emocional que romperías en días.

- Soy consciente de lo que implica ser rey. ¿Y sabes? Nadie lo obligo a hacerlo, él le robo el trono a su hermano, intento matarlo y robo a su prometida.

- ¿Por qué debería creerte?

- Si no me crees a mi tal vez tengas que escucharlo de su boca.

- Eres muy gracioso, ¿De un muerto? Es fácil ensuciar su nombre así.

- Hablo de su hermano. Nuestro verdadero padre- él rostro de Yeji se volvió pálido. Jeongin se asomó en silencio.

La maldición del ilegitimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora