Capitulo 6

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Era un día húmedo y gris. El sonido de la lluvia a través de su ventana ayudaba a Minho a ignorar uno más desgarrador, el llanto de su madre. Hace días no salía de su cama, salvo para ir al baño o mirar hacia la ventana, tal vez como vieja costumbre, esperando que las palabras de sus hijos sean mentiras, para por fin rendirse ante su espera. Ryujin y Minho intentaban fingir que aquella situación no lograba afectarlos, concentrándose en sus propios planes, mientras Yuna se quedaba junto a ella, alimentándola y ayudando a asearla. La joven podía ver en sus ojos como cada día rosaba más la locura y demencia, mientras sus hermanos se volvían más distantes, con aquella mirada fría e indiferente.

Jisung y Jeongin se acercaban a lo que un día fue el jardín más hermoso de todo el castillo, cubriéndose de la lluvia cada uno con su paraguas. Las criadas pasaban en filas bajo la lluvia, realizando sus tareas matutinas. Una de ella volteo hacia ellos y ordeno al resto seguirlas y realizar una reverencia.

- Príncipes- dijo tras saludarlos formalmente- nuestra ama no está recibiendo visitas. Lamentamos tener que pedirles que se retiren.

- Descuide, nos retiraremos de inmediato- le respondió Jisung amablemente, mirando aquel lugar con incomodidad y preocupación. Fue entonces que vio a Minho, caminaba bajo la lluvia con la cabeza gacha, se veía algo pálido e incluso más delgado. Se acerco rápidamente a él hasta enfrentarlo. Él joven se mantenía en silencio, sin devolverle la mirada, sin encontrar aún las agallas suficientes para verlo directo a los ojos y fingir aquella cordura que creía perdida. Han lo cubrió con su brazo, tomándolo con fuerza y colocando el paragua debajo de ambos- vamos- agrego guiándolo.

- ¿Y Ryunjin?- pregunto Jeongin impaciente por visitar el ala de Hyunjin.

- Esta con Yuna y Yeji adentro. Vendrá pronto- le respondió en seco.

- Vayamos caminando, ¿Puedes esperarla? - pregunto Han. Jeongin, algo ansioso, afirmo con un leve movimiento de cabeza, intentando disimular su molestia. Los otros dos jóvenes salieron, comenzando a caminar por los largos y estrechos laberintos del castillo, hacia el final de este, donde se encontraba el ala Hwang.

- Debe ser duro, recuerdo que tu mamá siempre fue una mujer fuerte y con carácter.

- Así se mostraba, solo es una mentirosa. Siempre fue débil, fingiendo que amaba el poder, cuando solo quería su atención. Se volvió tan dependiente de él... es inaceptable- Jisung no sabía que responder.

- Solo está de luto, es muy reciente. Va a estar bien, solo es cuestión de tiempo.

- No, no va a estar bien nunca, y no puedo reclamarle nada. Tal vez sea exactamente igual a ella- dijo por fin mirándolo a los ojos, luego soltó una risa algo nerviosa, disfrazada en un tono cínico- todo está bien. Estás conmigo.

Jeongin movía su pie con inquietud. Las criadas seguían esperando igual de impacientes a que abandonara el ala, con miedo de que su ama pudiera reprenderlas. Era algo comprensible, en el pasado solía ser una mujer muy demandante, estricta y cruel con su servidumbre. Ryunjin salió de su casa algo agitada acomodando su cabello. Se disculpo con el joven y comenzaron a caminar a gran velocidad para alcanzar a su hermano y Jisung.

- ¿No tienes miedo de lo que pueda pasar? Digo, si Bangchan toma el trono y nos acusa de traición, todos podríamos morir- dijo Jeongin rompiendo aquel silencio entre ambos. Ella lo miro con extrañes, a él nunca le había interesado interactuar con ella.

- Confió en que todo va a salir bien.

- ¿Y qué seria para ti eso? ¿Qué Hyunjin asuma el trono? - ella afirmo- ¿Eso en que te beneficia?

La maldición del ilegitimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora