Faltaban unas siete horas para la gran boda, sin embargo, el príncipe no se encontraba en el castillo. Nadie se imaginaba que aquel hombre tan correcto, dócil y agradable, se encontraba en un pequeño y oscuro bar junto a otro joven.
- Tenemos todo un bar para nosotros- dijo Chan colocándose del otro lado de la barra y buscando un vaso para servirle algo de wiski a Felix- hace tiempo no nos divertimos.
- Claro- Lo podía ver en sus ojos, no estaba bien. No era fácil hacerlo hablar.
- Recuerdo que vinimos aquí hace cuatro años. Nos hicimos pasar por aldeanos. Seungmin quería impresionar a una niña, pero ella estaba loca por Hyunjin. Siempre fue atractivo. ¿Tu salías con él en ese entonces verdad?
- ¿Cómo sabes eso? - dijo sorprendido.
- Nunca me lo contaste ni hablaste del tema, por lo que fingí no saberlo. No bromeo cuando digo que yo sé todo.
- Te aseguro que no- dijo con una risa irónica- no tomare eso- dijo negándose.
- Más para mi- dijo tomándolo de un solo sorbo. Frunció el rostro causando una pequeña risa de Felix.
- Deja de beber, puede que te sientas mal mañana- Chan miro toda la habitación a detalle.
- ¿Quieres jugar al pool o con los dardos?
- ¿Por qué no juegas a irte al castillo y dormir?
- Hablo en serio, no seas aguafiestas, piénsalo como mi despedida de soltero.
- Ya estas ebrio- se quejó el joven.
- Hazlo por mi.
- Jugaremos a los dardos, una sola partida.
Tomaron tres dardos cada uno. Chan los rojos y Felix los verdes.
- Apostemos.
- Siempre quieres apostar. Es irónico porque siempre pierdes, nunca aprendes.
- No en deportes.
- Los dardos no son deportes.
- Solo dime que quieres si gano.
- No podrías dármelo- río.
- Tengo una idea mejor, por cada dardo que no de al tablero nos sacamos una prenda. Él que gane hace lo que el otro quiera. Ganas y nos vamos, gano y nos quedamos aquí hasta el amanecer y nos divertimos.
- Okey.
Felix tiro primero sus dardos. El primero cayo en el tres, el segundo en el quince. Estaba algo aliviado, con suerte ganaría y podrían irse pronto. El problema fue el último dardo, el cual reboto y cayó al suelo.
- Quítate una prenda- lo apuro el joven entre risas. Felix de mala gana se quitó un zapato y se lo reboleo.
- No vale, casi me golpeas- dijo atrapándolo. Luego lo acerco a su rostro.
- No hagas eso, que asco.
- Lava tus pies, huele horrible- dijo lanzándolo.
- Los robe de la habitación de Jisung, no es mi culpa.
- Te dije que no tomaras cosas de su habitación mientras no esta.
- ¿Crees que vuelva? Sigue jugando al aldeano humilde con Hyunjin y Jeongin a las fueras de la aldea.
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La maldición del ilegitimo
Fiksi PenggemarHyunjin planeo su venganza por años tras la ejecución de su madre, pero un asesinato no estaba en sus planes. Los ocho príncipes tenían excelentes motivos para matar al rey, sin embargo el tiempo para encontrar un culpable se agota. La guerra por el...