¿Qué haces cuando aquel amor que té terminó por destruir por completo en tu pasado, ingresa de nuevo a tu vida como si los años no hubieran pasado?
a) Lo recibes con los brazos abiertos.
b) Lo matas.
c) Simplemente lo ignoras, porque para ti está mu...
( Canciones para leer el cap; traitor olivia rodrigo y traitor olivia rodrigo x happier than ever )
No tenía que ser ella. . . . . .
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Nora
Cuando mis colmillos comenzaron perforar levemente su cuello y sentí un quejido por parte de Vanitas solo, me aleje. Y antes de que siquiera las tres personas que estaban aquí me mirarán, corte mi muñeca con rapidez y la metí en la boca de Vanitas, el cual me miro sin entender, pero lo mire tan sombría que el entendió el mensaje, y me estremeci cuando tomo con su manos mi brazo y comenzó a beber de la sangre de mi muñeca. Ignore el sentimiento que me trasmitia si acción y mire a Eulices el cual no me miraba del todo satisfecho.
— Al menos sus heridas se curarán. — dije con firmeza y el suspiro cansado por mi terquedad.
Mire a Vanitas quién bebía de mi sangre y pude ver cómo todas sus heridas comenzaban a curarse, un suspiro de alivió salió de mi boca, y más cuando oí como Nerida se alejaba del lugar, porque sabía perfectamente que el sol ya estaba en lo alto de nosotros, y podía hacerle daño, más daño que cualquiera de nosotros.
Mire la piel de Vanitas la cual tenía apenas marcas de mis colmillos las cuales desaparecieron. En cuanto habían hecho contacto con esa área. el recuerdo de unos labios que no eran los míos, de unos colmillos que no eran los míos, en ese mismo cuello y el sonido que salió de la boca de Vanitas, me hizo acordar a ella, al como había visto a Jeanne morder a Vanitas y como el, como el había gemido por ella al hacerlo. El recuerdo hizo que mis colmillos se contraigan, y solo quedarán mis mini colmillos como de costumbre residían en mis dientes. Me levanté y apoye mi frente en el brazo de Eulices, apenas pudiendo mantenerme en pie por las heridas en mi muslos y alrededor de mi cuerpo que no estaban sanando y más la de mi abdomen. Dolían. Pero el dolor que sentía por dentro era más profundo que eso. Sentí la mano de Eulices en mi cintura, para mantenerme de pie.
— Tienes que beber de su sangre en cuanto esté estable, Nora. Y no quiero un no como respuesta. — gruño con molestia. Rei por lo bajo, con dificultad. Se oía como un Padre regañando a su hija. — Estás al borde de la muerte. — su voz se torno más seria que nunca, y negué.
— Más vale morir que seguir viviendo entre tanto dolor. — mis ojos comenzaron a cerrarse. Y me caí hacia atrás, pero no toque el suelo porque Vanitas me había agarrado lo sabía por su aroma.
— No puedo hacerlo. — mi voz cansada y sonmolienta. Pero llena de agonía. Vanitas me miro apenado. El iba a decirme algo al respecto, pero de repente Jeanne se situó detrás de él. Pude ver a través de mis ojos entrecerrados como ella lo rodeaba con sus brazos desde atrás y apoyaba su rostro en su espalda, acurrucándose en el.