capitulo 9: "la carta"

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Han pasado 3 días desde que Eliot me ha dicho toda la verdad,  pero no lo he vuelto a ver, debido a que cuando me desperté al otro día de que él, me dijese la verdad y verlo mirándome, con unas enormes ojeras bajo sus hermosos ojos, me di cuenta de que estuvo toda la noche en vela, velando mis sueños y logrando tan solo con su esencia mantenerme tranquil, y con el dolor más grande que oprimía todo mi ser en un suspiro, le pedí que no viniera más, que me diera tiempo para asimilar lo sucedido, necesitaba estar sola, poder hablar conmigo misma, calmar mi mente, y tranquilizar mi corazón, que lo único que hacían era pensar en lo que él me había contado.

Mi corazón era una como una montaña rusa, mis emociones subían y bajaban, no podía sonreír sin que lagrimas cayeran por mis ojos, era un desliz de emociones, y no podía permitir que Eliot, sufriera estando allí, viéndome sufrir en silencio y el sintiéndose inútil, ya que no podría hacer nada por mí.

Él no se merecía verme así, tan solo quería que él estuviera bien, y demostrarle por mi parte que yo, era fuerte. Quería que la próxima vez que el me viera, me vea bien, fuerte y decidida, capaz de demostrarle que mi fe, y mi fuerza eran increíbles que nada podía derrumbarlas.

Se notó en su cara la oposición que tenía ante mi decisión, no quería dejarme sola. Y todavía recuerdo esas palabras que me dijo, demostrando su oposición, pero a su vez dándome su apoyo.

-Emily, pequeña, tu sabes que te aprecio mucho, eres lo que más amo en el mundo, y no puedo dejarte sola, quisiera ser egoísta en este momento y decirte que soy yo la solución a todos tus problemas y tus dudas, construirte el mundo de tus sueños, por más que me cueste años lograrlo, borrar todo tu pasado y las marcas de tu destino, diciéndote que estoy yo en cada uno de ellos, que me mires a los ojos y veas tu futuro , presente y  tu pasado. Que cada duda, cuestión o incomodidad que tengas solo yo pueda resolverla. Lograr que nunca decidas bajar los brazos, demostrándote que tu fuerza soy yo, que solo yo puedo levantarte y ayudarte a seguir adelante, que tan solo por verte sonreír soy capaz de lograr lo que fuese, que me motiva tu sonrisa y tu mirada, Tus ojos y corazón contento, y poder hacer que las únicas lágrimas que caigan de tus ojos sean de felicidad extrema. Pero en estos momentos, sé que necesitas resolver tus dudas, aclarar tu mente y lo único que puedo hacer por ti, es aceptar tu decisión, me duele, me cuesta hacerlo, no quiero que opines que estoy de acuerdo con lo que me pides pequeña, porque estarías muy equivocada, realmente me duele aceptarlo. Pero quiero que sepas que puedes llamarme, solo piensa en mí,  como lo hiciste en la noche de la fiesta, y yo estaré aquí para ti.

Cuando él me dijo todo eso me dio fuerzas, para seguir adelante y hacerme más fuerte, quería ser mejor, solamente por él.

En estos tres días, lo he extrañado más que a nada, pero al darme cuenta por sus mensajes constantes que él estaba ahí para mí, inconscientemente me sentía mucho mejor.

Mis pensamientos me consumían, y nublaban toda luz de salida, mi mente se encontraba bloqueada, y las cuatro paredes en las que se encontraban mis recuerdos, tanto felices como tristes iban acortando mi espacio, me sentía sofocada, cansada.

Sentía que en el momento en el que Eliot me conto la verdad, estaba muerta, todo lo que fui murió en ese momento y ahora estoy sangrando, sufriendo porque no encuentro respuesta a todas mis dudas, me encuentro herida, asustada, el futuro que veía antes de saber todo se nublo.

Solo quedan dudas, ¿Quién soy? Perdí todo lo que había encontrado, ahora todo era distinto, la luz no se asomaba para mostrarme una salida, solo se ocultaba y me negaba salir. Mi mundo se veía tan vacío.  No merezco esto, nadie lo merecería. Pero, ¿Cómo negarme a mi destino? ¿Por qué antes de establecer esta maldición, no se preguntó si estaba haciendo todo bien? Necesitaba oír el sonido de la respuesta, pero no lo escuchaba. A lo mejor era muy pronto para hacerlo. De alguna manera la caída del sol en estos tres días, era una monotonía atemorizante. Sé que para encontrar todas las respuestas a mis preguntas tengo que olvidarme de todo.

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