Las personas que nos quieren realmente nunca nos lo dicen de frente, ¿Por qué? Sencillo, esas personas no necesitan decirlo, lo saben y con eso les basta. Esas personas hacen lo necesario para cuidarte, quererte y protegerte con todo aquello que está a su alcance. Sin embargo, existen las personas que te quieren sin saberlo, esas que están cerca de ti sólo para diferenciar la pequeña cosa que los atrae de ti.
Las personas se fijan más en lo que nos rodea, el mundo que nos conforma y nos hace ser quienes somos, nos ayudan de poca manera haciéndonos sentir mejor, pero al final del camino son ellas quienes nos demuestran que todos podemos ser algo más que personas, algo que más una especie en evolución, algo más de lo que se puede amar.
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El despertador sonó rotundamente sobre la habitación, el clima era cálido y la brisa entraba por la ventana haciendo un chirrido agudo. Math se levantó despacio frotándose los oídos, se había dado cuenta que durmió con los auriculares toda la noche y eso había ocasionado que se sintieran entumidos. Se balanceó hasta el baño donde tomó una ducha fresca, bajó en cuanto pudo y desayunó sin decir nada sobre lo que había pasado.
–¿Estas bien hijo? –Preguntó su padre mientras dejaba el periódico sobre la mesa.
–Todo bien. –Dijo fingiendo una sonrisa. –¿Por qué?
–Es sólo que ayer estuviste encerrado en tu habitación sin decir nada. –Interrumpió su madre sirviendo el desayuno sobre ellos.
–¿Es depresión? –Añadió su padre. –Sí es por tu cita del sábado, debes saber que hay más chicas en el mundo.
Math se quedó pensando por un segundo, los recuerdos comenzaron a invadir su mente, primero los buenos, sonrió al recordar los juegos y la manera en que Liam se había comportado con él. Pero de un instante a otro, imágenes horribles llegaron a su mente. Liam matando a cada uno de los brabucones, torturándolos y tirándolos al final del bosque.
La sangre invadía toda la imagen, era horrorosa y perturbadora, los aullidos de la luna llena invadían el vacío de su corazón, la poca sensibilidad que le quedaba se veía reflejada sobre la pequeña desigualdad de sus pensamientos sin rendición. Se concentró en otras cosas para alejarse de todo lo que estaba pasando y aun así no podía siquiera pensar en algo que lo hiciera sentir mejor.
Al reaccionar se dio cuenta que había comenzado a sudar, su padre lo miraba detenidamente por cómo su mente había dejado el mundo en el que estaban. –¡Vaya que esa chica te dejó mal hijo! –Comentó su padre.
Math no respondía, no se sentía con la libertad de hacer cualquier comentario acerca de lo que había pasado, decidió seguirle el juego a su papá y terminar de comer para poder ir al instituto. Al salir no pudo contener las ganas de besar la frente de Lucy, la pequeña le sonrió con mucho cariño, rodeó a Math con sus brazos delgados y pequeños con mucha satisfacción. Sólo Math sabía lo mucho que amaba a su hermanita.
Llegó a la escuela tranquilo, el viaje lo había hecho pensar mejor las cosas, se había propuesto hablar con el profesor Huges, con ello formarle que dejaría la asesorías hacia cierto alumno. Pensó en no decirle sus razones, no le diría nada, se las guardaría para él mismo no quería tener problemas con la familia Widmore al perjudicar más a Liam.
Pero Math no sólo pensó en eso, se sentía mal por abandonarlo así, pero tenía miedo, miedo de que esto fuera algo más allá de lo que él quería. La respuesta del porque quería abandonar a Liam le pasaba por la mente, evadía la respuesta constantemente, no podía siquiera creer que estaba pasando para él, pero era cierto. Se había enamorado de él, había sentido la realidad del amor en algo puro y vivo. Sólo que no podía ser con Liam, no con esa persona que aún no reconocía.
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El juego del amor (Gay)
Ficção AdolescenteMath es un adolescente común y corriente, con un físico diferente al que siempre hemos visto. Pero eso no lo detendrá para conocer lo que muchos llamamos "el juego del amor". Math no sólo tendrá que aprender el significado del amor verdadero. Sino q...