°.•*¨♡ Un Omega entre Alfas ♡¨*•.° YoonMin

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—Minie quiere cocinar con Yoonie bebé.

El alfa que está en frente alza sus ojitos cuando la voz aguda impacta contra sus oídos. Estaba en su habitación terminando de hacer su tarea de matemáticas.

Jimin sabía que si quería la atención del alfa solo tenía que cruzar el pasillo, llamar a Yoongi y mostrarle unos ojitos brillosos, aunque desde hace tres meses se dio cuenta que si potenciaba su aroma a duraznitos obtenía rápidamente un sí acompañado de un pequeño rubor que hacía de Yoongi un alfa aún más abrazable y tierno.

La presentación de ambos llegó casi en la misma fecha, ya sabían todo lo que ocurriría, en una charla con sus respectivos padres lo habían hablado, pero lejos de tener si quiera tantito deseo, se acurrucaron juntos en el nido que el omega había preparado, en un cálido abrazo al que luego se sumaron Daehyun, Dongyul y los tres hermanos de Minie.

—Minie es un omega chiquito y se puede quemar.

Quería preparar algún pastelito, porque tenía ganas de algo dulce, además sorprendería a sus papis cuando llegaran del trabajo y al mismo tiempo compartiría tiempo con Yoongi.

Era un plan perfecto.

—¿Yoongi bebé no quiere cocinar con Minie? —el pucherito caprichoso que tenía en los labios se frunció en una mueca de tristeza.

—Sí quiero —se apresuró a decir, llamándolo para que tome asiento sobre sus piernas y para poder extender sus brazos alrededor del torso del omega.

Yoongi solo hacía eso cuando estaban solos, pues en público se sentía demasiado cohibido, era un acto íntimo; representaba una muestra de cariño y protección.

—Yoonie bebé se está portando muy mal con Minie.

Una sonrisa de encías rositas apareció en el rostro infantil del alfa.

—Tengo vergüenza —murmuró apenado—. Me gusta mucho tu olor a duraznos.

—Pero no debes tener vergüenza, porque a Minie le gusta mucho la madera y menta que desprende Yoonie bebé.

Entonces, el alfita no pudo evitar que todo su rostro y orejas ardan en un rojo profundo.

—A Minie le gustan los sonrojos de Yoonie.

Dejando un besito sobre la mejilla del alfa, Jimin lo instó a ponerse de pie para caminar hasta la cocina, unieron sus manos notando la increíble diferencia de tamaños.

Jimin sabía cuánto amaba el alfa cocinar, y era muy bueno en lo que hacía, incluso su padre siempre lo alentaba a inscribirse en cursos para que mejorase, pero él no quería porque pensaba que se burlarían.

A Yoongi le afectaban todos esos prejuicios que se establecían para los alfas.

El rubiecito también sabía que parte de todos esos complejos eran causados por el padre omega que siempre lo denigraba porque no aceptaba que su exesposo se había convertido en un delta y estaba totalmente orgulloso de serlo.

Esa era la razón por la que Min Dongyul no quería que su hijo conviva con su otro progenitor, gracias a su estatus e influencias había conseguido la custodia permanente, sin embargo, el otro padre de Yoongi lo frecuentaba e invitaba a salir, y era en esas ocasiones que regresaba más cabizbajo de lo normal.

Quince minutos después, la cocina era un total desbarajuste porque Jimin había sacado de todo un poco bajo la aterrorizada mirada de Yoongi, quien ya esperaba tener que acomodar absolutamente todo, pero no quería acabar con la emoción del pequeño, pues su corazoncito se aceleraba por presenciar al omega tan feliz, perdido en ese mundo de brillitos y dulces.