11. de vuelta a la vida

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Por suerte lleguemos a casa pronto aunque no era tan pronto ya que el reloj daba las 23:00 de la noche. Cillian sacó las llaves de su bolsillo y mirándome abrió la puerta dejándome pasar primero.

—estaba deseando llegar para quitarme estos tacones— dije dejándolos a un lado de el sofá

—voy a cambiarme y voy a acostarme, deberías hacer lo mismo—

—claro, ahora voy— mientras pensaba sobre todo lo de hoy lo único que se me venía a la cabeza cada segundo es sobre la conversación que tuve con sus padres. ¿tenían razón y me podría querer de alguna manera? ¿que accidente tuvo con su (en ese entonces) esposa?

me cambié y fui a la habitación. Cillian estaba acostado esperándome. Me metí dentro y giré mi cabeza para observarle sus carnosos labios, su nariz perfectamente perfilada y su mandíbula, creo que nunca había visto una mandíbula tan perfecta como la de Cillian. sentía mil cosas en mi estómago cuándo le miraba pero aún era peor cuándo él me miraba a mí.

—hasta mañana, pequeña— apagó y le abracé por sorpresa, nunca había dormido sin abrazar algo. Él se encogió por unos segundos pero al instante me abrazó.
Subí mi pierna por encima de él y Cillian agachó su cabeza para observarme. yo subí la mía para poder verle mejor. los segundos se hicieron minutos y nuestras respiraciones chocaban junto al latir de nuestro corazón él cual iba al mismo ritmo. Soltó una pequeña carjacada y abrió la boca

—¿a quién le importa?— dijo con su áspera voz y plantó el beso que tanto llevaba esperando. se movía en ritmos lentos pero con muchas ganas, su cálido aliento chocaba con el mío al coger bocanadas de aire. Cillian hizo que me acostara quedando boca a abajo, se separó de mis labios un segundo y esparció besos por mi cuello y mi clavícula. Me hacía cosquillas con su barba que apenas había crecido, lo agarré de su camisa y le tiré hacía mi, le hice quedar boca abajo y le hice lo mismo a él, me senté a horcajadas y me quité la camisa, Cillian se levantó volviéndome a besar pero llamaron a la puerta.
Sorprendidos nos quedemos mirando y Cillian decidió ir él.

—quédate aquí un segundo— salió de la habitación poniéndose la camisa y yo intenté escuchar algo que fue una tontería ya que no se escuchaba nada y yo no podía parar de maldecir a quien hubiese tocado la puerta en aquel instante. derrepente escuché como la puerta se cerraba y Cillian venía hacia mí.

—no sé como decirte esto pero han encontrado a tu madre y está de camino, ella ha estado diciéndoles a todos que quería volver a casa con su hija y le han creído, lo peor es que no puedo hacer nada en contra de ello— pensaba que ya se había acabado, otra vez vuelve.

—así que supongo que debo irme ya—

—supongo que sí— me abrazó apoyando su cabeza en la mía.

—no te preocupes ya nos veremos en clase y esas cosas—

—está bien—

Recogí mis cosas en una pequeña maleta que me dió Cillian y salí de allí no sin antes obviamente darle el abrazo y beso que nunca quise darle.

—buenas noches Cill—

—buenas noches pequeña—

Salí de su casa y llegué a la mía, me tiré en la cama y me puse a pensar en que me vendría bien en esta situación pero nada se me venía a la cabeza. escuché el ruido de las llaves y se me vino el alma al suelo, no quería estar con ella porque si me abandono mucho no quiere estar conmigo.
Pero creo que tengo miedo a quererla porque ella nunca me mostró el amor y no se como expresarlo sin sacar a relucir traumas, además si buscáis tiendas de licor y ella tiene es su cuerpo más alcohol que toda la tienda. Recibí un mensaje pero lo ignoré, no mucho porque a los segundos decidí responder.

¿estás bien?

sí, gracias por preocuparte


¿ya ha llegado tú madre?

no, todavía no

cuando llegue me avisas, probablemente no duerma, estaré pensando en muchas cosas.
¿se referirá a lo que estaba pasando antes de que llamasen?

yo también

cuídate, y si me necesitas para algo estoy aquí y en clase

lo sé, gracias

ahí dejemos de hablar y decidí quedarme despierta ya que mi señora madre estaba a punto de llegar o eso dijeron ya que no llego en ningún momento, me puse el abrigo y salí a la casa de Cillian. No iba a quedarme de brazos cruzados por ella cuando resulta que ni llegaba. Toqué su puerta y abrió. Miró a un lado y al otro y me dejó pasar.

—¿que haces aquí?—
me preguntó cerrando la puerta de espaldas. Cuando se giró solo me dio tiempo a quitarme la camiseta. Cillian tragó saliva y vino hacía mi.

—no podemos hacer esto porque como me atrapen el que saldrá perjudicado seré yo, además tú madre esta al venir.— rodé los ojos

—qué más da— me acerqué y rocé mis labios con los suyos

Cillian sonrió y agachó su cabeza. Me agarró de la parte trasera de mi cuello y levantó mi cabeza.

—ey los dos nos hemos quedado con las ganas y no miento pero no podemos hacerlo— dijo juntando su nariz y la mía.

—está bien— salí de allí apartando sus manos y volví a casa.

Llegué y no había nadie así que me dormí pero cuando desperté estaba allí, sentada como si nada hubiese pasado.

—y ya esta, ni un buenos días ni nada—

—¿que quieres que te diga?—

—no sé como por ejemplo porque lo has vuelto a hacer— se quedó en silencio sin mover la boca pero con cara de apuro

contéstame— grité

—a mi no me hables así—

—¿cómo? encima me quieres decir como hablarte después de abandonarme 3 veces te perdone y caiga rendida a tus pies perdonandote a ti por no ser buena hija ¿eso es lo que quieres?—

—no quiero eso quiero...—

—me importa una mierda lo que creas después de hacerme tanto daño no te mereces nada de mi así que olvídate de todo sobre mí, pensé que habías cambiado— solté aquellas últimas palabras con dolor y un nudo en mi garganta para luego volver a encerrarme en mi cuarto sin saber como le pudo o no sentar aquello. Dormí unas horas más intentando no pensar en todo lo que había sucedido en un día.








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𝚃𝚑𝚎 𝚃𝚎𝚊𝚌𝚑𝚎𝚛 (𝐶𝑖𝑙𝑙𝑖𝑎𝑛 𝑀𝑢𝑟𝑝𝒉𝑦) (completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora