XV

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— Kurō-senpai, ¿quieres más jugo? —le ofreció Airryn, al levantarse de su asiento y ver su vaso vacío.

— ¿Mh? Ah, si... Gracias. —le dijo, antes de volver a concentrarse en corregir las respuestas de la chica a las preguntas que él le había hecho.

   Ella colocó el vaso de ambos en la bandeja de madera en la que los había traído y se los llevó de regreso a la cocina.

   Su madre se encontraba allí, leyendo un recetario de cocina, vistiendo un delantal rosado y con su cabello recogido en un pañuelo, mientras sostenía en su mano una espátula, que goteaba lo que pretendía ser crema batida.

— Mamá, ¿puedes ya dejar de actuar así? Sabes que la pastelería no es lo tuyo. —le dijo avergonzada, dejando la bandeja sobre la mesada.

Araa~, Airyn-chan —actuó como si su llegada la sorprendiese, incluso después de haberla visto y oído llegar—. Sólo intento cocinar algo rico para ti y tu amigo.

   Su madre echó su espalda hacia atrás, encorvándose para ver a través del desayunador, que le permitía tener una vista completa de toda la sala de estar desde la cocina.

   Kurō no tardó en notarla, alzando sólo la mirada por sobre sus gafas de lectura para mirarla de reojo, curioso aun por la despampanante actitud de la madre de Airyn.

— Mh. Bueno, mejor dicho, tu senpai... ¿Cierto? —aunque le habló a Airyn, su madre le sonrió hasta con los ojos a Kurō, causando que éste se sorprendiera y se sonrojara.

— ¡Mamá! —la reprendió Airyn por lo bajo, empujándola para que se apartase de allí—. Ya es suficiente. ¡¡Y deja de hablar así! Tu japonés es... excesivo.

   Le dijo molesta, cruzándose de brazos, tras hacer referencia a la pronunciación de su madre. Muy similar a la de alguien que aprendió japonés a una edad tardía y ahora pretende presumir que domina el idioma perfectamente.

   Su madre suspiró fastidiada, dejando caer sus hombros, al igual que la dirección de la punta de la espátula, ensuciando así todo el piso.

— Sólo intento mostrarme como una buena madre. ¡Es el primer chico que traes! ¿Qué me asegura que no se convertirá él mi futuro yerno?

— ¡Mamá! —replicó Airyn, cubriéndose la cara con ambas manos, mitad avergonzada y mitad exasperada.

— ¡Sólo quiero que él vea que puede tener una buena segunda madre, si acaso ustedes se-...!

— ¡¡Mamá!! —replicó otra vez su hija, interrumpiéndola y girándose para ir en busca del jugo y marcharse lo antes posible de la cocina.

   Cuando regresó con Kurō, él la esperaba con una ligera sonrisa y con su hoja de preguntas ya corregidas.

— Lamento la tardanza. —le dijo ella, depositando el vaso de jugo enfrente suyo.

— Descuida.

   Cuando Airyn se sentó correctamente frente a él, Kurō volvió a hablar.

— Tu madre es graciosa. Sin ofender.

— Oh —ella se sonrojó, sin saber realmente cómo debía tomarse aquello—. Si, supongo...

— Terminé de corregir tus respuestas. ¿Siquiera sabes lo que es un proverbio?

— Por favor, senpai, no lo digas así. —imploró, avergonzada por su estupidez, volviendo a cubrirse el rostro con sus manos.

— Bueno, no es tan grave —respondió, restándole importancia—. La mayoría de las proverbios no son usados en el día a día. Las personas ya no los usan tanto como antes.

🦉 BETWEEN US 🐺 | Bokuto Kōtarō & Kurō TetsurōDonde viven las historias. Descúbrelo ahora