Capítulo 20

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¿Y SI...


— ¿Y bien? — Pregunta el bicolor sosteniéndose la camisa por sobre su abdomen

La mujer, escruta cuidadosamente la piel del maestro, da un vistazo a la espalda, y nuevamente, puede comprobarlo. La cicatriz que se supone debía estar ahí, ha desaparecido por completo.

¿Cómo era siquiera posible?

Aquella marca rosácea y sobresaliente de la suave y blanca piel, había desaparecido como si aquello fuera obra de algún milagro.

¿Lo era?

Le dirigió una mirada suspicaz.

Aquello se suponía que no debía ser posible. Esa cicatriz solo podía desvanecerse ¡no desaparecer como si fuera el mismo Harry Houdini!

— Claramente no está — Mencionó retirándose los lentes de aumento que había estado utilizando para revisarle con mayor profundidad.

Aquello realmente no era una broma como creyó al recibir esa llamada desesperada en la madrugada del sábado.

¿Pero cómo podía ella creer algo tan inverosímil?

¡Era obvio que ella lo mandaría a freír espárragos si de la nada un inútil llamaba diciendo que su cicatriz desapareció!

De haber sabido que el bastón de caramelo, no estaba ebrio o bajo la influencia de alguna sustancia que le hiciera terminar como parte del club de los 27, ella misma habría ido a su casa a revisar aquel caso a la brevedad.

¡Joder que debió creerle entonces y no hacerle esperar para que se presentara ese mismísimo lunes a escuchar lo que ella pensó, serían incoherencias!

— Eso lo sé, pero ¿No es obra tuya? — Preguntó bajándose la blanca camisa — ¿No hiciste algo mientras dormitaba el viernes pasado?

¿En serio?

La mujer lo miró con fastidio.

— Oh sí, fíjate que aproveché ese momento en que dormitabas y te di unos cuantos besos porque no tenía nada más que hacer, que pensar en mi muchacho favorito de dos colores — Soltó con sarcasmo y rodando los ojos.

Shoto entrecerró los ojos y la observo frunciendo los labios con molestia.

¿Tanto le costaba decirle un simple "no"?

— Ya entendí — Contestó con seriedad — Pero si esto no es obra tuya, entonces ¿Qué pudo haber sucedido?

La mujer se encaminó hacia su escritorio ignorando aquella pregunta como si se tratase del aire a su alrededor. Ella tenía una vaga idea de lo que podría estar ocurriendo, porque siendo sinceros, aquello era tan ridículamente obvio, que, si Shoto no había llegado a aquella conclusión, era seguro que lo patearía.

— Claramente alguien te curó — Dice tomando asiento frente a su escritorio — Deberías ser idiota si no relacionas eso con tu chiquillo de las curaciones milagrosas.

Todoroki torció los labios. Claro que lo había pensado, pero ¿Cómo es que eso podría ser una respuesta si Izuku no poseía ningún tipo de particularidad?

— No pudo ser Midoriya — Contesta confiado a la vez que se faja la camisa en el pantalón — Él es mukosei

— ¿Por qué no? —Recovery toma el sobre sobre su escritorio — Es posible que el muchacho tenga uno sin saberlo. Eso ha pasado antes. Además ¿Eso no resolvería un millón de dudas que rodean a ese pecoso?

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