Capítulo 24

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SHOTO TODOROKI

Aquella mañana, cuando despertó con Midoriya Izuku en sus brazos, recuerda haber esbozado una sonrisa. Era agradable. Despertar sintiendo que tenías lo más valioso del mundo entre tus brazos, era una sensación simplemente maravillosa, por lo que se atrevió a atraerlo más a él plantándole un beso en la enfrente.

Aun así, era de mañana. Era momento de despertar y hacer las cosas bien, porque la noche anterior, en medio de aquellas carias, respiraciones y tactos; él mismo se había prometido algo.

Cuando la mañana llegara, él volvería a ser una persona de bien. Cuando la mañana llegara, él volvería a ver a Izuku como un menor. Cuando la mañana llegara, comenzaría de nuevo, esta vez, de la forma correcta.

Se levantó tratando de no perturbar al niño. No sabía si Izuku estaría bien después de lo sucedido, aun así, prefería confiar en eso. Quería creer en él, y en esa loca promesa hecha de madrugada, porque era precisamente eso: Una locura. Una que estaba dispuesto a cumplir.

Se sentó nuevamente a la orilla de la cama. Al pensarlo un poco, irse de esa forma, era desgarrador. Lo era desde que sentía que dejaba una parte de él ahí. Y quizás, así era.

Observó nuevamente al muchacho. Izuku respiraba tranquilo y parecía descansar. Algo bien merecido después de ver el estado del menor. Porque ahora, con la luz que lograba colarse por esa ventana, podía ver el delgado cuerpo de Izuku. Sus costillas parecían marcarse al igual que sus clavículas. Era... era solamente un niño muy lastimado. Y, honestamente, una parte de él no dejaba de recriminarle el haberse aprovechado de eso. Algo que, a ciencia cierta, no sabía. Porque no importaba cuanto dijera Izuku que le quería, lo cierto es que era un menor, y él, en caso de no ser un jodido enfermo depravado, está seguro de que habría podido manejar las cosas mejor de lo que había hecho, pero vaya, ¿Cómo podría el bicolor haberlo sabido? ¿Cómo hubiera sabido que, a final de cuentas, se había enamorado del callado, tímido y depresivo estudiante de la clase de generales?

Suspiró pasando uno de los rizos del niño tras su oreja, cosa que provocó una sonrisa cálida en cara del pecoso, quien poco tardó en despertar tras ese toque.

— Todoroki sensei... — Mencionó atrapando la mano del mayor bajo la suya — ¿Se está yendo?

El mayor desvió la mirada al suelo. No quería ver esas esmeraldas llenarse de desilusión cuando le confirmara aquello.

— Así es

Izuku no contestó por varios minutos. En cambio, Todoroki podía sentir el temblor en la mano del muchacho. Era obvio para ambos que ninguno quería separarse.

— Sensei — Llamó — Antes de eso, ¿Podría decirlo de nuevo? — Todoroki lo miró interrogante. No estaba del todo seguro de que cosa quería Izuku que repitiera, pero carajo, por ese niño podría recitar toda la jodida santa biblia si se lo pidiera.

— ¿Qué cosa?

— Por favor, dígame que me ama una vez más. — Los ojos heterocromos se abrieron con sorpresa antes de suavizarse nuevamente mirando al muchacho.

No estaría mal admitirlo una vez más, ¿cierto?

— Te amo, Izuku Midoriya — Dice sin dudar — Y aunque sea egoísta, espero tú jamás dejes de hacerlo, porque debes tener la certeza de que regresaré y cumpliré mi promesa

Todoroki tomó la mano del pecoso entre las suyas antes de acercar sus labios y dejar un beso en sus nudillos.

— ¿Me crees?

Las mejillas de Izuku ardieron enseguida. Aquello resultó sumamente adorable para el mayor, quien simplemente, volvió a acercarse al niño, esta vez, para dejarle un beso en la mejilla.

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