Capítulo 15

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ENSANGRENTADA

Aitana

Al llegar a casa, lanzo el bolso por un lado y río de los nervios y felicidad al mismo tiempo

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Al llegar a casa, lanzo el bolso por un lado y río de los nervios y felicidad al mismo tiempo. Min viene tras de mí y sonríe al verme.

Dejo de reír y lo miro, ambos nos miramos por unos segundos, camino hacia él y lo abrazo con todas mis fuerzas. Mis ojos se inundan de lágrimas, de lágrimas de felicidad.

Lloro en su pecho mientras mi esposo me apretuja entre sus brazos, lo escucho a él sollozar y mis lágrimas se intensifican.

Por tantos años he deseado llevar en mi vientre a un bebé, ser mamá, saber de los fibromas prácticamente me destrozó, pero ahora que el tratamiento está funcionando, siento tanta esperanza.

Puedo ser mamá, voy a poder ser mamá.

—Brujita. — susurra Min, me separo y lo observo.

—Podremos ser papás, mi amor.

Min sonríe.

—Estoy seguro de que sí, vida mía.

—¿Te imaginas, Min? Estar en la cocina hablando de lo que sea y que de repente entre un mini tú corriendo. — enuncio con entusiasmo.

—O una mini tú. — dice poniendo sus manos en mi mejillas.

—Es mi sueño, mi amor.

—También es el mío, brujita. Tú eres mi sueño.

Min se acerca y besa mis labios, el beso se siente salado por las lágrimas, sonrío en medio del mismo. Me separo.

—¿Qué quieres cenar?

—Me parece que mejor pidamos comida.

—¿Italiana? — pregunto sonriente.

Min asiente.

Tras pedir comida recibo una videoconferencia de Alan, Angel, Stella y David.

Min y yo nos sentamos en la sala de estar para hablar con ellos.

—Cuenten, ¿Qué les ha dicho la doctora? — pregunta mi hermano.

Le hecho una mirada mi esposo y ambos sonreímos.

—¡El tratamiento está funcionando! — chillamos los dos al unísono.

Los chicos gritan como posesos detrás de la pantalla, yo los observo sonriente mientras río con Min. Cuando nos calmamos David es quien habla.

—Estoy muy feliz por ti, hermanita. Porque eso eres para mí, te deseo lo mejor del mundo y ya verás que pronto serás mamá.

—Gracias, David, no sabes cuánto te agradezco.

—Estamos aquí para apoyarlos en lo que sea que necesiten, chicos. — dice Stella.

Min sonríe.

—¿Y? ¿Qué tal lo del caso Babel? — pregunta Alan.

Ser tu mamáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora