UN MONTÓN DE MUJERES PODEROSAS
Aitana
Me despierto gracias a la alarma que resuena por toda la habitación, abro mis ojos y veo la hora; las 5:00 a.m. supongo que ha llegado la llora de levantarme. Me siento en la cama y froto mis ojos, oh por todos los cielos, ¡Ha llegado el día! El día más importante para mí y para Cha-min, el día de nuestra boda.La puerta se abre y por ella entra mi suegra, mi madre y una chica vestida con un uniforme blanco con negro, quien trae en sus manos una gran bandeja, supongo que la han contratado de sirvienta o algo así.
—Buenos días. — dicen las tres al unísono.
—Buenos días. — digo sonriendo.
— ¿Cómo has amanecido, mi amor? — pregunta mi madre.
—Excelente, mami, fresca como una lechuga. — tras pronunciar esto, todas soltamos unas fuertes carcajadas.
La chica deja la bandeja a mis pies y abro mi boca con sorpresa. Es un desayuno y se ve exquisito, hay una flor y junto a esta, una nota, llevo la flor, que es una rosa roja, a mi nariz y tras inhalar tan agradable olor, tomo la nota entre mis manos.
"Buenos días, brujita. Espero que hayas dormido muy bien y que hayas tenido un excelente descanso. El día tan esperado por ambos, durante años, ha llegado. El día en que te convertirás en mi esposa, en una Cha-min. Desde ya, estoy ansiando grandemente verte con un vestido blanco, que estoy seguro te quedará hermoso. Sin más, no olvides cuanto te amo, aunque, te lo recordaré cada día de nuestra vida juntos, que comienza hoy. Te amo, Se-yeon".
Att; Andrés Cha-min.
Tras leer esto, mis ojos están repletos de lágrimas y estoy impresionada, las palabras de Min, de alguna forma u otra, siempre son bálsamo para mí, y lo han sido una vez más, lo amo tanto.
Intento tranquilizar mis lágrimas, mi madre se acerca y me abraza.
—Hoy es el día que ambos han espera tanto y por consiguiente nosotros, sus familias y amigos, hija, desde ahora, te deseo toda la felicidad del mundo, mi princesa hermosa, no sabes lo orgullosa que me haces sentir. — la voz de mi madre suena rasposa, está a punto de derrumbarse y si ella lo hace, yo también.
La abrazo mientras me trago mis lágrimas, no es momento de llorar, aunque claro, son lágrimas de felicidad.
—Gracias, mamá, no sabes cuánto me alegra escuchar tus palabras. — nos separamos y ambas nos sonreímos.
Mi suegra se acerca.
— ¿Y qué puedo decir yo, eh? — bromea.
Las tres reímos.
—Desde el día uno, eres como una hija para mí. Durante todos estos años he deseado grandemente que tú y mi hijo sean muy felices juntos y lo han sido, con sus altas y sus bajas. Tú le diste toda la felicidad a mi hijo y, eres una bendición en su camino, sin más que decir, hija, espero que ambos sigan siendo inmensamente felices. — me pongo de pie y abrazo a mi suegra, sus palabras me han llenado el corazón.
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Ser tu mamá
RomanceElla lo tenía todo, una familia que la quería con toda su alma, unos padres maravillosos, su trabajo soñado, amigos leales que nunca la dejaban sola en ningún momento de su vida, un novio que la amaba por sobre todas las cosas, pero lo que más desea...