[4] Transphobia

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KiBum no sintió la misma emoción de sus compañeras en cuanto sus pechos comenzaron a crecer. Por alguna razón, le causó terror usar un sostén a los quince. Sus amigas solían bromear con ella al respecto del tamaño de sus senos pequeños y, aunque en frente de ellas decía estar enojada por tales ocurrencias, en secreto adoraba no parecer más femenina.

Verse en el espejo desnuda nunca fue de su agrado. Algo no estaba bien en el reflejo, no era su larga cabellera, ni su piel perfecta. Todo se reducía a que ella no debió nacer como una chica, no quería esa suave cintura ni el monte de venus sin protuberancia.

¿Ella?

No, siempre hubo un él dentro de sí.

Fue asombroso cuando entró a la universidad, con el cabello recortado y ropa masculina, su nombre neutro le hizo las cosas más sencillas. Joven KiBum, señor Kim, amigo, compañero. Una preciada masculinidad que antes no experimentó.

Le hizo sentir seguro. Porque él no es la señorita Kim, la mujer que fue elogiada por su físico. Es un hombre amante de la moda, de la buena comida y de su libertad.

Claro que fue difícil para alguien de Daegu reconocerse como transgénero. La mayoría no iba a entender nunca que, por muy pequeño que fuera, no quería que se dirigieran hacia él con el género femenino. ¿Es tan difícil? Es una maldita letra que cambiar, todos le habían dicho Key desde elemental, ¿qué gran diferencia hay entre un apodo y el cambio de una vocal?

No pudo resistir demasiado.

En el momento en que cumplió 20 se mudó a Seúl. Allí, el trabajo le permitió tomar un tratamiento hormonal que le ayudó a agravar su voz y definir sus facciones similares a las de un hombre promedio. Lo mejor fue cuando su pecho se hizo plano, la cirugía fue dolorosa, pero desde el primer momento en el que se pudo poner una camisa sin un binder, cercioró que había valido la pena.

No es como que buscara tener una doble vida, pero prefería no hablar de su proceso con casi nadie, a excepción de Jinki, su mejor amigo. Él había sido el único que no cambió su forma de ser y que no hacía preguntas ni comentarios estúpidos.

     —¿Crees que sea buena idea?

     —Bammie, necesitas salir. Me encanta salir contigo, pero últimamente veo que te cuesta trabajo hacer nuevos amigos, y ese no es el Kim que conozco.

KiBum sonrió y golpeó a Jinki en el pecho.

     —Adulador. —Miró hacia los ojos media luna de su mejor amigo y los imitó—. No es fácil cuando eres como yo. Las chicas piensan que me gustan las chicas, y los chicos también. Soy un hombre gay en toda la extensión de la palabra.

Onew suspiró.

     —No quiero más miradas raras... ¿Es mucho pedir? Soy la misma persona, solo con un cuerpo un poco diferente...

     —Un cuerpo perfecto para ti, y eso es lo que importa. —tajó Onew—. Si yo puedo amarte, alguien más también. Confió en que encontraras a la persona que tanto quieres.

En uno de sus días, KiBum se dispuso a ir a cada bar LGBT. Las primeras dos noches fue un fracaso, hasta que en la tercera, con una camisa azul claro y dos botones desabrochados, Kim Jonghyun le robó el aliento.

Fue el propio Jonghyun quien se sentó a su lado y le invitó una cerveza. La plática con el platinado fue tan natural que se olvidó de todas las inseguridades que había estado cultivando a lo largo de los años.

Jonghyun era simplemente perfecto.

     —Bueno, pero hay cosas de mí que quizás no te gusten. —Mencionó Key, la cerveza casi se derramó cuando la colocó con fuerza sobre la mesa.

It's Never Time [SHINee]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora