[9] Hanahaki

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Desde que recuerda, siempre han sido MinHo, KiBum y él. TaeMin lleva casi toda su vida enamorado de MinHo, tan enamorado de él como lo está KiBum, y MinHo de KiBum. Lo que hace que TaeMin sea el único que sobra en ese grupo. Si bien, sus amigos nunca le han hecho sentir apropósito así, y es porque ninguno de los dos sabe de sus profundos sentimientos.

Cuando KiBum empezó una relación con MinHo, hace tres años, TaeMin creía que podría llevarlo. Los primeros meses fueron un infierno, viéndolos en plan romántico, presenciando besos y aquella ocasión en donde los encontró a medio enrollo. Fue absolutamente terrible.

     —¿TaeMin? — pregunta Key—. ¿Me estás escuchando?

El aludido niega un par de veces y parpadea deprisa, buscando entre el ruido del restaurante su cordura y lucidez.

     —Lo siento, estoy en las nubes. ¿Qué decías?

KiBum se cruza de brazos, haciendo su típica mueca de disgusto. No le gustaba que la gente lo ignore, mucho menos quien considera su mejor amigo para siempre.

     —Te decía que no tarda en llegar MinHo... Tenemos algo que contarte, tú serás el primero en saberlo, porque eres quien más nos ha apoyado y el único en quien confiamos —contó, después de agarrarle las manos a TaeMin—. No sé qué habríamos hecho sin ti.

     «¿Yo? Al menos sería feliz si las cosas no fueran lo que son», pensó TaeMin.

     —No tienes qué agradecer, ustedes son muy importantes para mí y...

A medio agradecimiento, llegó MinHo como un rayo a su mesa, sentándose al lado de su novio y plantando un beso en sus curveados labios. ¿Qué se sentiría besar a MinHo? Si le gustan los labios de KiBum es porque tienen una bonita forma, y no como los suyos, que son más anchos y generosos.

Sus narices se rozaron encantadoramente. TaeMin liberó un silencioso suspiro de resignación, miró hacia la mesa, y esperó a que la tonta atmosfera rosa se erosionara deprisa.

     —¡TaeMin-ah! —MinHo le pellizcó la mejilla a TaeMin como lo hacía con un niño pequeño—. Qué bueno que ya estés aquí.

     —Ya, sí. Key dijo que es algo importante y no podía negarme.

Lamentablemente.

MinHo tomó la mano de su novio y la besó por el medio. Sus sonrisas llenas de confianza lastimaban a TaeMin, por lo que su cabello castaño le cubría los ojos cuando sentía que era demasiado para él verlos.

     —¿No tienes ni una idea? —preguntó KiBum—. No sé cómo no lo has notado.

     —Minnie es distraído —secundó MinHo—. Podría pasar un oso en frente de él, pero si no está prestando atención, no lo verá.

     —¿Darme cuenta? —no habían terminado, porque seguían igual de cariñosos, y Dios sabe que no podían tener hijos. —¿De qué?

KiBum le mostró la mano y MinHo por igual. Ambos llevaban un delgado arillo plateado en el anular, tan sencillo que cualquiera podría pensar que eran anillos de promesa y no los de compromiso que en realidad son.

Conteniendo el aliento, TaeMin trató de sonreír.

     —Ustedes... Ustedes.

     —¡Se lo pedí a MinHo! —Los arqueados labios de KiBum se enroscaron en una sonrisa radiante—. No podía dejar de pedírselo al amor de mi vida.

     —Eres el primero que lo sabe, TaeMin-ah.

     —Debías tener la primicia.

     —Pero... ¿Por qué no me dijiste nada? —TaeMin lucía tan confundido que sus amigos creyeron que era la conmoción y no los sentimientos que le hirvieron en la garganta—. Pensé que iban a esperar y-

It's Never Time [SHINee]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora